LA vida política es azarosa. En el ámbito local más todavía. Por eso, se puede jugar a la ruleta rusa, con la intuición de que te podrían matar (políticamente hablando) de todos modos, antes o después. Se sabe que los políticos de raza son como los gatos y tienen siete vidas. En las elecciones primarias del PSOE, con el duelo entre Pedro Sánchez y Susana Díaz, todos estaban posicionados. El resultado final tenía su morbo. A ver quién cantaba el alirón en la plaza de España y en San Juan de Dios. Seamos serios: no es lo mismo si manda un buen amigo que un enemigo.

Por ejemplo en la Diputación, donde se rumoreaba que si ganaba Pedro Sánchez, su profeta en Chiclana, que es el alcalde, José María Román, podría ser presidente provincial. Aunque para eso sería más lógico su hermano Rafael, que ya cuenta con experiencia acreditada en ese fastuoso sillón. Pero esto es sólo una elucubración. Irene ha asumido las circunstancias del cambio. Y defenestrarla sería muy fuerte, incluso en Chiclana, donde Chiqui Jiménez Barrios es la mano derecha (¿o es la mano izquierda?) de Susana Díaz, y no lo invitaron a las cenas más bonitas del verano, y ahora menos.

El morbo más morboso era el de Fran González. Se le considera un político joven, pues no ha cumplido los 40 años, pero ya apunta buenas dotes gatunas, con tres o cuatro vidas salvadas. Fran, en un determinado momento, parecía un kamikaze loco, que teniendo un cargo en el PSOE local, un sueldo en la Diputación y no siendo una vieja gloria desesperada, había vendido su alma política al diablo de Pedro, condenándose a la hoguera si triunfaba el susanismo.

Pero era lógico. Resultaba que Fran González asumió el desgaste personal de dar la cara para votar a Kichi como alcalde, por lo que se convirtió en el político más odiado de medio Cádiz. Después no ha llevado en borricate a Kichi, al que ha puesto en más de un apuro, por lo que se convirtió en el político más odiado del otro medio Cádiz. En conjunto, ya casi todo Cádiz le odiaba. Y, además, los susanistas, y su jefa provincial Irene, no disimulaban el malestar. De modo que se decía (en voz alta) que Fran no sería candidato en 2019. Y que no tenía ningún futuro político. Y que seguía de portavoz socialista por no quemar a otro u otra.

Así que ahora, si se convierte en el hombre de Pedro Sánchez en la ciudad de Cádiz, a lo mejor hay que darle la vuelta a la tortilla. Recuerden que quienes han perdido las primarias en el PSOE siempre han sido muy partidarios de la foto de la tortilla. Y la vida ha dado muchas vueltas.

José Joaquín León