AQUI la gente es muy criticona, eso ya lo sabemos. Aquí a la gente le dicen: “¡Que viene el tranvía de la Bahía!”, y es como si dijeran “¡Que viene el lobo!”. Un lobo manso, que no muerde. La gente no sabe que este tranvía está muy ensayado, más que una comparsa bien afinada. Según publicó Amaya Lanceta en el Diario, el tranvía había cubierto hasta marzo 165.000 kilómetros de pruebas, de los que 33.000 kilómetros los recorrieron por la vía del tren. Siguen las pruebas. Este tranvía hubiera podido recorrer toda Europa y llegar hasta la gran puñeta. Pero se han dedicado a lo práctico, a ensayar. Si falla, no podrán decir que está en rodaje, ni que se ha debido a la improvisación.

El tranvía de la Bahía despierta curiosidad en Chiclana, indignación en San Fernando e indiferencia en Cádiz. En la capital, que conoció días mejores con el soterramiento (el tranvía también recorrerá las vías del tren), se pasan la vidas esperando. Antes se esperaba al hijo que se fue a América a hacer fortuna. Todavía se espera al novio o amigo que se fue de guardiamarina en el Juan Sebastián de Elcano o en el Amerigo Vespucci. Y nunca se ha esperado al tren de alta velocidad, ni al tranvía. Porque, cuando se van retrasando las fechas, hasta los últimos en enterarse se dan cuenta.

Algunos políticos del PP, de los que ahora gobiernan en la Junta de Andalucía, cuando no hay grabadoras por medio, reconocen que el tranvía de la Bahía es un marrón que heredaron del PSOE. Se debía terminar de la mejor manera posible, pues dejarlo inconcluso era un despilfarro todavía peor que seguir adelante. Esta no es la versión oficial, sino que forma parte de la leyenda negra. Los políticos también reciben herencias al portador. Juanma Moreno heredó el tranvía de Manolo Chaves. Kichi González heredó Onda Cádiz y Santa Bárbara de Teófila Martínez. Todos heredan trampas y activos, y para eso están, o no haberse presentado a las elecciones.

La consejera Marifrán Carazo, una de las que se ha mantenido en el cargo, dijo antes de las elecciones que el tranvía comenzaría a funcionar en julio. El presidente Juanma Moreno lo resituó en septiembre. La gente está esperando con curiosidad, indignación o indiferencia. La gente teme que el tranvía esté a pique de un repique antes de empezar. La gente piensa que, si fuera estupendo, ya habría funcionado en agosto, cuando hacía más falta. La gente lo criticó desde antes de empezar las obras, y así seguirá cuando arranque. Para colmo, Pedro Sánchez ha aprobado abonos gratis para los trenes de cercanías. Será por ayudar.

José Joaquín León