EN las últimas décadas, nadie se ha tomado tanto interés por las torres miradores de Cádiz como Belén González Dorao. Es justo resaltar esa dedicación de la gerente y alma mater de la Torre Tavira. Por supuesto que ella mira por sus intereses y tiene allí un negocio. Esa es otra pena. En Cádiz muchas personas piensan que tener un negocio es malo (a diferencia del siglo XVIII, cuando todo el mundo entendía que era bueno). Ahí tenemos una de las explicaciones de la decadencia de la ciudad. En otra situación estaríamos si en Cádiz hubiera 200 emprendedores con el afán que pone Belén. Yo entiendo que pase algunas temporadas cada año en Cornualles (Reino Unido), desde antes del Brexit. Supongo que le ayudará a desintoxicarse de las paridas típicas gaditanas.

Pues Belén González Dorao, con el apoyo de su hermano Ignacio, el de Cadigrafía (otra empresa local), ha reeditado y mejorado el libro de las torres miradores, que publicó en 2012. Incluso han añadido algunas más, hasta documentar un total de 133 torres miradores en Cádiz. Esto tiene mucho mérito considerando el estado de abandono en que se encuentran más de la mitad. En otra ciudad civilizada del mundo serían patrimonio material (o sea, tangible) de la Humanidad. Pero aquí no le interesan a casi nadie. Total, como ya no vienen barcos de la carrera de Indias… ¿Pa qué?

Pues para saber que en esta ciudad existe un singular patrimonio, que se encuentra abandonado y humillado. Con la excepción de la Torre Tavira, gracias a Belén González Dorao. Y con la Cámara Oscura que allí se ofrece como atracción turística. Ha demostrado que puede haber atracciones originales en Cádiz incluso los días que no son de Carnaval callejero, que es cuando cantan las chirigotas a la vera de la Torre Tavira, en la casapuerta del abandonado palacio de Recaño, que esa es otra vergüenza local.

Ocurre que han destacado 10 torres miradores: el Palacio de Mora, la Casa de las Cadenas, la casa de José del Toro 12; la Bella Escondida, el Centro Cultural Reina Sofía (con la torre del antiguo telégrafo del Gobierno Militar), la casa de las Cinco Torres, la casa de las Cuatro Torres, la Casa Pemán, la Casa del Almirante y la Casa de Valverde y Cubells. De ellas, ninguna está abierta al público. Aunque el Centro Cultural Reina Sofía, la Casa de las Cadenas (Archivo Provincial) y la Casa Pemán (Fundación Cajasol) sí están abiertos para visitas y actos.

Pero lo más grave es que hay decenas de torres abandonadas y en peligro de perdición. ¿A quién le importa eso en Cádiz?

José Joaquín León

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