POR culpa de no haber estudiado Memoria Histórica, se presentan como nuevos ciertos acontecimientos que son habituales. Ahora se arruina un banco y parece que es la primera vez que ocurre. Nos llama la atención que el Banco de Santander (que ya absorbió otros bancos igualmente arruinados) ha comprado el Popular por un euro. La buena gente dice: “¡Hay que ver cómo están los bancos!”. De haberlo sabido, hubiéramos invertido cinco euros en comprar cinco bancos. Seríamos como la familia Botín. Bueno, aparte del euro, le ampliarán el capital en 7.000 millones. Pero lo que no recordamos es que Cádiz, como en todo, fue pionera en los bancos. Y que una parte de la decadencia de esta ciudad viene de ahí.

En el Catálogo de Sociedades Mercantiles de Cádiz, elaborado por Manuel Ravina, en sus tiempos de director del Archivo Histórico Provincial, se da cuenta de que el 31 de enero de 1846 se fundó el Banco de Cádiz. Fue el primer banco privado de Andalucía y el segundo de España, tras el de Barcelona, que se creó en 1844. Fue un exponente de que Cádiz seguía siendo bastante próspera a mediados del siglo XIX. Era un gran centro del comercio que operaba con lo que quedaba de colonias en América (mayormente, Cuba) y con Filipinas. Es decir, que aún después de perder el monopolio de Indias, y después de las Cortes de Cádiz, en esta ciudad seguía existiendo una burguesía rica, en contra de lo que algunos creen.

La sociedad mercantil del Banco de Cádiz fue formada por Francisco Paúl, Marcos Gutiérrez, Gabriel Quintín Montañés, Pedro Pascual Vela, Bernardo Badel, Juan de Dios Lasanta, Julián López, Juan González de Peredo y Benito Picardo. Contaba con un capital de 10 millones de reales. Este banco emitió billetes propios, que se aceptaban en el comercio local. Tras diversas alternativas, el banco vivió buenos momentos hacia 1861, cuando trasladó su sede a la Casa Oviedo (en la plaza de Candelaria). Entonces tenía un capital de 50 millones de reales.

Los sucesos revolucionarios de 1868, y las guerrillas cantonales de don Fermín, fueron determinantes para arruinar al Banco de Cádiz, que presentó suspensión de pagos en 1871. En aquel tiempo, hubo una amplia retirada de capitales, que huyeron de la ciudad hacia otras latitudes. No volvieron. El Banco de Cádiz quedó oficialmente liquidado en 1897. Su pérdida lamentable fue una de las causas de la decadencia. Hoy sólo sobreviven bancos gaditanos en los paseos públicos. Y tenemos el Banco de Alimentos, que cumple una loable misión.

José Joaquín León