GRACIAS al pacto de Pedro Sánchez con los independentistas, se han vuelto los ojos del público hacia atrás, hacia la memoria histórica de la democracia. Para ver cómo el PSOE está desvirtuando su pasado. Podemos recordar que el PSOE llegó a la Moncloa, en 1982, con Felipe González y Alfonso Guerra, catapultados desde Andalucía, tras el referéndum del 28-F, que hundió a UCD. Y no se hubieran mantenido en el poder durante 13 años seguidos sin Cataluña, pero especialmente sin su granero de votos en Andalucía, donde se erigieron como adalides del andalucismo. Así lo atestigua que gobernaron en la Junta durante cuatro décadas.
En ese contexto, hay un aspecto revelador en la interesante entrevista a Alfonso Guerra que publicó Ignacio Camacho en ABC. Un diálogo en el que Guerra, al ser preguntado si era andalucista, responde: “Nunca. Ni hoy. Nada andalucista. Ni del partido ni del folklore. El buen andaluz es el que es andaluz y español”. Se refiere a la famosa aseveración de Antonio Machado sobre el buen español y el buen andaluz. Aporta otros detalles contradictorios, aunque abunda en la idea de que “en la preautonomía los andaluces no nos movilizamos por mitos culturales, ni políticos, sino por el subdesarrollo”.
Aunque puede tener una parte de razón, sobre el andalucismo cultural se debería añadir bastante. Recordemos, por ejemplo, que Demófilo, el padre del poeta Antonio Machado, creó la sociedad El Folk-lore Andaluz en 1881 y fue un folklorista progresista. Y que el andalucismo cultural del regionalismo, en el siglo XX, tiene un fondo que pasa por la literatura de Federico García Lorca, la música de Manuel de Falla, la pintura de Julio Romero de Torres o la arquitectura de Aníbal González, entre otros. Lo andaluz no excluye la españolidad, pero es andaluz.
Aparte del componente cultural, emergió también un andalucismo político. Alfonso Guerra nunca estuvo ahí. Es de justicia que lo reconozca. Y que por fin quede claro que el PSOE se aprovechó: había algunos andalucistas como Rafael Escuredo, pero también muchos que se pusieron esa careta para engañar a los andaluces. Con el objetivo de destruir al verdadero andalucismo, que no tuvo fuerzas para defender a su tierra.
Hoy Madrid, Cataluña y el País Vasco siguen apareciendo con los mayores niveles de renta de España, igual que con Franco. Son los que más se quejan y los que mejor viven. Con lo cual se ve que la careta andalucista del PSOE les ha servido a ellos, pero no a Andalucía.
José Joaquín León