LA Magna Mariana de Cádiz era un homenaje a la Virgen del Rosario por los 150 años de su proclamación como Patrona. Fue muy interesante. En realidad, más que una Magna Mariana, parecían 10 mini procesiones extraordinarias para arropar a la Virgen del Rosario en una efeméride solemne. ¿Pudo hacerse mejor? Pues sí. La procesión tenía un orden aleatorio y faltó criterio en la participación. Las imágenes marianas que salieron y los pasos no son los mejores de Cádiz, ni en lo artístico ni en lo devocional, salvo excepciones obvias. Pero la culpa de eso no fue del Consejo, sino de las hermandades que no salieron. Lamentarlo después está de más.

Vamos a quedarnos con lo bueno, que fue mucho, y para recordarlo. Hay que felicitar a los capataces y a los casi 1.000 cargadores que participaron. En Cádiz no están acostumbrados a cargar pasos a más de 35 grados. Y eso obligó a un esfuerzo extraordinario. También fue extraordinario el acompañamiento musical. Vinieron dos bandas de las mejores de Sevilla, como son las de la Victoria (Cigarreras), con Desconsuelos de Afligidos; y la del Carmen de Salteras, con la Virgen de las Penas (La Palma). Pero hay que destacar también a las de la provincia de Cádiz, que rindieron a nivel de Primera. La de Julián Cerdán, de Sanlúcar de Barrameda, que acompañaba a las Angustias del Caminito, y la de Maestro Dueñas, que fue tras la Patrona, ya están entre las mejores de Andalucía. Pero todas cumplieron.

Fue un error que sólo participara una abriendo y otra cerrando en la carrera oficial. Intercalar bandas cada tres o cuatro pasos hubiera evitado lo que ocurrió. El lugar más soso y aburrido, con diferencia, fue la carrera oficial. Resultaron mejores los recorridos de ida (casi solitarios) y los de regreso, con estampas bellísimas, como la Virgen del Caminito, con su aspecto casi castellano, subiendo la calle San Francisco con música seria y al estilo Pájaro. ¿Está mejor así que con el manto? Puede que sí. Pero la cruz no se debería suprimir en Semana Santa.

Por culpa del caso del Perdón, perdimos un altar típico del Corpus y uno de los mejores palios de Cádiz se quedó sin salir en la Magna. En casi todos los pasos intentaron algo diferente a lo habitual. En unos casos acertaron y en otros no. En Cádiz, por cierto, hay mejores pasos de Cristo que de Virgen. Y eso también hay que tenerlo en cuenta, a la hora de comparar con la Magna Pasionista de 2012, que fue irrepetible.

Un día para recordar. Y para comprobar que las cofradías de Cádiz son un milagro. Sólo por eso ya tienen un enorme mérito.

José Joaquín León