LA fiesta del Corpus Christi fue la principal de Cádiz en siglos pasados. Tuvo especial auge en algunos momentos del siglo XIX y también en diversas etapas del siglo XX. La ignorancia habitual sobre las cuestiones religiosas y las celebraciones populares ha extendido la falsa suposición de que el Corpus gaditano es un invento de los tiempos franquistas. Basta con leer algunas guías del siglo XIX, como la de Rosetty, para entender que es una fiesta católica que también guarda relación con el esplendor de Cádiz. Además, si Fermín Salvochea propuso que se vendiera la Custodia era porque esa gran pieza de orfebrería resultaba muy valiosa. Debemos mirar la historia cuando se pretende recuperar el esplendor de esta fiesta.

El Corpus no es patrimonio de las hermandades. Para tener un Corpus de tronío hace falta que colaboren el Cabildo de la Catedral y el Ayuntamiento. Es la gran fiesta de la Iglesia, pero también una gran fiesta de la Ciudad. Mejora cuando el Ayuntamiento se implica. Esto no es nuevo. Venimos de Kichi, que lo respetaba y colaboraba, pero no era de su gusto, y eso se notaba. Entre otras cuestiones, porque el alcalde no asistía. Lo propio es que participe.

Los tres principales Corpus de España son los de Sevilla, Toledo y Granada. Cada uno tiene tradiciones que los diferencian. Hay otros con folklore propio (alfombras, personajes, cabezudos). El Corpus de Cádiz cuenta con lo principal: una de las mejores custodias de España. Por ejemplo, es mejor que la de Granada y las de casi todas las capitales españolas. La Custodia (que son dos, si contamos el Cogollo) alberga al Santísimo con una magnificencia excepcional. Por eso, lo primero debe ser poner en valor esa joya, que de por sí le aporta categoría.

Otro elemento histórico del Corpus gaditano es la participación de pasos. En eso se ha mejorado, gracias al obispo, Rafael Zornoza, que ha permitido la incorporación incluso del Beato Diego de Cádiz, además de los Santos Patronos y la Virgen del Rosario con el Niño Jesús. También son importantes los altares y el engalanamiento del recorrido. Y es imprescindible la participación activa. Dentro de la procesión (y no sólo de cofrades, sino de la sociedad civil y las comunidades religiosas); y viéndola, preferiblemente ocupando las sillas. La calle Nueva es la calle mayor del Corpus y San Juan de Dios es su gran plaza.

Para que el Corpus actualice su esplendor, hace falta que Cádiz se lo crea. Y será más fácil si la Iglesia local colabora. Pues lo que se conmemora es la grandeza de la Eucaristía, origen y fin de la celebración.

José Joaquín León