SERÁ una buena oportunidad para la conversión de los ateos, que además no podrán protestar, porque no se pedirá ninguna medalla al Ayuntamiento. La celebración del 750 aniversario de la Diócesis de Cádiz empezará el 14 de septiembre, con el Año Jubilar, que ha concedido el Papa Francisco. Realmente, en Cádiz casi todos los años son santos, porque la religiosidad forma parte de su cultura y sus tradiciones, le guste o no a los ateos. De modo que todo queda desubicado en esta ciudad cuando se pierde el olor de su santidad, que mayormente huele a incienso. Si consiguen llevar adelante el programa cultural previsto, será un evento más relevante que el Tricentenario descafeinado del Traslado de la Casa de Contratación, que se desinfla según pasan los meses de 2017.

El programa de actos que presentó el obispo Rafael Zornoza está bien orientado, con una triple vertiente. La catequética es más íntima y más centrada en la formación de los creyentes. Pero las otras dos (la celebrativa y la cultural) son regalos que se ofrecen a la ciudad y a toda la diócesis, para confirmar ese protagonismo histórico. Está abierto a cuantos lo quieran disfrutar, incluso a los ateos, naturalmente.

Incluye dos eventos llamativos. Uno es la exposición en la Catedral durante del verano de 2018, que sería como esas Edades del Hombre a la gaditana, que anunciaron para el Bicentenario en 2012. No pudo salir adelante por falta de patrocinios. Quedó un regusto amargo, por lo que pudo ser y no fue. Ofrecer una gran exposición en la ciudad durante todo el verano de 2018 es un factor de atracción del turismo cultural. Es también algo impensable en las circunstancias laicas actuales, ya que el Ayuntamiento sólo organiza eventitos de andar por casa y universidades con colegas y sin títulos.

El otro evento popular (o incluso populista) es el Via Crucis con pasos de Cádiz y poblaciones de la diócesis, previsto para el 30 de junio de 2018. Un modelo que repite lo que vimos en agosto de 2011, con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud en Madrid. Ese modelo tiene el éxito de público garantizado. Convendría acertar con las imágenes y los pasos, para lo que hace falta un criterio selectivo riguroso, ajeno a las consabidas presiones. Si se hace así, atraerá más público que la reciente Magna Mariana, que estuvo bien, pero era mejorable.

El grupo formado tiene como presidente al padre David Gutiérrez, que es un cura experto en Patrimonio, y como secretaria a la profesora Carmen Cózar, que fue directora de la Real Academia Hispano Americana. El obispo Zornoza en estas cuestiones (y supongo que en otras) apuesta por lo seguro.

José Joaquín León