DE vez en cuando comprobamos que algunos de los problemas que padecemos han sido creados por los políticos. Por sectarismo. Pero también por incompetencia, o por errores. Un ejemplo lo tenemos con la polémica artificial que se ha creado en torno a las fiestas del Corpus y el Orgullo LGTBI+ en Cádiz. La decisión municipal, con la coincidencia, es absurda. Y no ha sucedido en otras ciudades. Viene de un error mayúsculo y crea una controversia donde no la hay. Ni las personas que acuden al Corpus tienen nada contra las del orgullo gay, ni al revés tampoco. Pero son ambientes y estéticas que no encajan. No es un problema de homofobia, sino de espacio y tiempo.
No hay motivo para poner el pregón del Orgullo, de María Peláe, cuando la Virgen del Rosario y el Niño Jesús han entrado en la Catedral en la víspera del Corpus. Y cuando se realiza el traslado del Beato Diego de Cádiz por la Hermandad del Prendimiento. Aunque adelanten el horario, sigue siendo inconcebible. Es lamentable que nadie alertase sobre la coincidencia de dos fiestas, tan diferentes, en las mismas fechas y en el mismo lugar.
No es sólo un problema de llegar antes o después. Es sobre todo un problema de espacio. El Corpus tiene su espacio. Desde siglos pasados se festeja y se engalanan las calles en el entorno de la Catedral. La coincidencia del Orgullo en el tiempo tampoco era inevitable, porque esa no es una fiesta del calendario litúrgico como el Corpus. Pero, en todo caso, puede tener otro espacio. Los espectáculos del Orgullo se pueden celebrar en el barrio de la Viña; o en la plaza de San Antonio, que es el sitio natural para el pregón del Carnaval y otros eventos sandungueros.
Los del PP suelen decir: “No quiero ni pensar lo que diría la gente si lo que hace Pedro Sánchez lo hiciera Feijóo”. Pues le podemos dar la vuelta: ¿qué diría la gente si lo que ha decidido el Ayuntamiento de Bruno el del PP lo hubiera acordado Kichi con su grupito? Es verdad que Kichi no participaba en el Corpus, ni se vestía con chaqué, pero en la víspera no organizaba un festejo inoportuno. En la plaza de la Catedral había conciertos de vísperas, a cargo de la banda de música del maestro Dueñas, de El Puerto de Santa María. Con repertorio adecuado. Es lo correcto en esa tarde-noche. Cada cosa en su momento.
Y no es de recibo que quienes deben protestar por este disparate se hayan callado. En otros siglos, hubo una parte lúdica del Corpus, pero con la tarasca y con conciertos. Se cargaron al dragón, por jocoso, y ahora se van a tragar un sapo gordo.
José Joaquín León