CUANDO leen noticias sobre el empleo industrial en la Bahía de Cádiz asumen el riesgo de la esquizofrenia. Por un lado, leen que no hay carga de trabajo, que nos vamos a manifestar porque ya no se puede aguantar más. Por otro, que Dragados Offshore ha conseguido un contrato con Siemens, que supondrá tres millones y medio de horas de trabajo, para construir una plataforma de conversión HVDC offshore en el Mar del Norte alemán y una subestación HVDC en la región de Emden. Y que esto consolida a Dragados como líder en el mercado offshore. Sin olvidarnos de los cruceros que en ocasiones se reparan en el astillero de Cádiz; o los contratos para Navantia de Puerto Real que se negocian poquito a poco, pues los saudíes unos días son buenos y otros malos Aparte de las visitas esporádicas de Susana Díaz y consejeros de la Junta para recordar que la industria aeronáutica de Cádiz es la gloria de Andalucía, junto a la de Sevilla.

O las historias de los robots de la I+D+i maravillosa, que explicaba con gracejo el anterior presidente de Navantia. O las empresas auxiliares que todavía existen, con sus empleados. O los presuntos cursillos, a ver si forman más soldadores, o vuelven los que se fueron. O los datos del Instituto Nacional de Estadística, en los que aparecía Cádiz como la capital con más renta familiar de Andalucía. De modo que en unas páginas parecemos pobres y en otras ricos.

Es verdad que la Bahía ha vivido situaciones duras con las reconversiones de los astilleros. Sin embargo, tampoco se puede olvidar que Navantia mantiene tres factorías entre Puerto Real, Cádiz y San Fernando, mientras que en otras provincias españolas ya no hay astilleros, los privatizaron a la baja, o desaparecieron. Aquí mantienen empleo, aunque sea con dificultades.

Una parte del trauma industrial viene de la mala gestión que hizo la Junta de Andalucía tras el cierre de Delphi, con promesas incumplidas a los trabajadores, que derivaron en una larga conflictividad. Fue una gran decepción, porque la llegada de General Motors (una empresa americana de coches) en 1982 abría una perspectiva diferente en la Bahía, que después se frustró.

A pesar de las desilusiones del pasado, el empleo industrial aún sigue siendo más importante en la Bahía de Cádiz que en otras zonas de España que se han desindustrializado. Por supuesto, se han perdido cientos de puestos de trabajo, como en otros sectores productivos, desde que se generalizó la informática. Pero la negatividad se debería contrastar con otras realidades.

José Joaquín León