AL presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, lo han criticado los de Junts y algunos progresistas por las rebajas fiscales para los gastos veterinarios de los animales de compañía. ¿Ahora resulta que los perros y los gatos son unos privilegiados, como los ricos? Creía yo que el bienestar animal era progresista. Véase el caso de Cádiz, donde los animales van a más y las personas humanas a menos. Y donde los ecologistas y animalistas consideran a los gatos a cuerpo de rey, o será a cuerpo de presidentes de la república animal. El alcalde, Bruno García, se porta divinamente con los perros y está como loco con los gatos.
Así las cosas, es probable que en el siglo XXII en Cádiz haya cuatro playas para perros y una para seres humanos. Si es que queda alguna, porque con el calentamiento global del medio ambiente pudieran desaparecer engullidas por el mar. De momento, los perros tienen una en Torregorda, que era una playa ubicada en zona militar, pero muy coqueta, y con menos rocas que la zona pedregosa de Cortadura, allá por Santibáñez y esos terrenos. En esa zona, pasado el Ventorrillo del Chato, aprobaron una playa nudista, dándoles a estos el mismo privilegio que a los perros. Los dueños de los perros no están conformes, y algunos incluso querrían llevarlos los domingos de verano a la playa de la Victoria, pero no los dejan.
A cambio ha llegado el momento de los gatos. En el lugar donde estaba ubicado el antiguo cementerio hay unos 80 gatos, o serán 90, o quizás lleguen a 900. Los gatos se han apoderado del territorio, y ahora los defensores del mundo gatuno no facilitan que construyan el parque. Mucho hablar de lo público y lo privado, pero el parque público lo han privatizado esos gatos.
Los gatos son animales simpáticos, en líneas generales, y suelen caer bien. Desempeñaron una importante labor social en los bloques del Campo del Sur. Pero regalarles un parque para ellos me parecería excesivo premio. En Cádiz los animales están imparables. En Cortadura no se puede molestar al chorlitejo. Las gaviotas vuelan a sus anchas, comiendo bocadillos por las playas. Las palomas no anuncian la paz, sino la guerra que dan, de tantas como hay. En otros tiempos, se hablaba de los estorninos de la plaza Mina. Las cotorras argentinas se buscaron la vida por la barriada y otros jardines. Por el contrario, los patos del Parque Genovés daban pena. No insisto en las cucarachas que salen de paseo nocturno en La Laguna. Y unas tortugas de piedra tienen dedicada una plaza. ¿Quién dijo que el zoo está en Jerez?
José Joaquín León