LA vida es como un carnaval, o quizás esa confusión proceda de que el carnaval se nutre de la vida misma. En Cádiz existe la costumbre de mezclar la vida y el carnaval, al punto de confundirse, y de introducir elementos reales en lo ficticio y elementos ficticios en la realidad. En otros lugares, esta interacción se nota menos, o nada. Sin duda porque en la mentalidad de los gaditanos está más arraigado. No lo escribo por buscar un debate teórico, sino por recordar que unas veces la vida va por delante del carnaval, y otras por detrás. Uno de los aspectos en los que más se nota es el de las retiradas. Como ha sucedido con el anuncio de José Luis García Cossío El Selu, que se retira del concurso, después de 46 años.
Algunos dirán: “Pues que se retire, o que haga lo que más le apetezca”. Sin embargo, El Selu no es un cualquiera. Es casi medio siglo de chirigotas en Cádiz. Es el autor que las renovó con un estilo propio. También hizo eso El Yuyu, con el que guardó afinidades renovadoras en agrupaciones donde coincidieron. El Yuyu se retiró y ha vuelto, convertido ya en otro Yuyu, que no es sólo un personaje del carnaval, sino un showman polifacético de la vida misma.
El Selu dejará siempre una aportación sui generis al Carnaval de Cádiz, con la caracterización psicológica de los tipos. Nadie los ha clavado con tanto acierto. Gente de la calle que estaba ahí, y que de repente se convertía en carnavalesca, a través de la ironía y la broma. Esa es la esencia, en teoría, de cualquier chirigota, pero no es fácil de conseguir. También ha acertado con pasodobles de un estilo propio, que se diferenciaba nítidamente de las chiriparsas acomparsadas.
Retirarse es inexorable en la vida. O ser retirado. Te puedes retirar a la fuerza. O a tiempo, por considerarlo oportuno. Puedes desaparecer completamente. O continuar ahí, con el bagaje de toda una vida detrás, y llevarlo con dignidad y el máximo respeto y admiración, como supieron hacer Antonio Martín y Joaquín Quiñones. Un día dijeron hasta aquí hemos llegado, pero siguen siendo leyendas vivas de una Cádiz inolvidable.
El Selu, al seguir componiendo fuera del concurso, y actuando a su aire, establece un modus operandi a vigilar, a la vez curioso y peligroso. Curioso porque se sale del sistema. Peligroso porque demostrará que hay vida fuera del sistema, si tiene éxito. Y con más fundamentos que el buscado por las agrupaciones callejeras.
Sin olvidar que una retirada en el Carnaval, a veces, es una manera de volver despejados y con más expectativas. Pero eso no es retirarse.
José Joaquín León
