PARA ser perfecto, al soterramiento que ha defendido Ignacio Romaní (en nombre del PP) le ha faltado el Metro de Cádiz. Entre los proyectos que la Junta de Andalucía vendió en aquellos tiempos de las vacas gordas, siendo presidente Manuel Chaves, había de todo. Prometieron cinco líneas de Metro en Sevilla (de las que sólo funciona la primera), así como otros metros en Málaga y Granada (que también fueron a menos). A Cádiz, por el contrario, le prometieron dos líneas del tranvía de la Bahía (una a Chiclana y otra a Jerez), pero todavía no se ha visto nada, ni obra alguna en la ciudad, ya que el tranvía de Chiclana utilizará la vía del tren.

Se planteó que el tranvía llegaría a la plaza de España, donde no se ha visto ninguno desde que era alcalde José León de Carranza. Incluso en un ataque de optimismo (en tiempos en los que Rafael Román pasaba por el purgatorio municipal) se llegó a esbozar la posibilidad de que el tranvía diera la vuelta por el Campo del Sur. Antes de que se les ocurriera lo del carril bici. Sin embargo, entre las cosas olvidadas por falta de memoria histórica, tenemos el Metro de Cádiz.

Fue otra herencia del soterramiento. En 2002, cuando Teófila Martínez lo inauguró con el ministro Álvarez Cascos (y con Chaves, que vino) no sólo se estaba garantizando la Alcaldía hasta 2015, sino que la ciudad descubrió nuevas posibilidades. Entre otras, se habló del Metro de Cádiz. Para ello se aprovecharía que la ciudad contaba con las cinco estaciones (una más que las de Vivaldi) en Cortadura, Estadio, Segunda Aguada, San Severiano y Término. Con un recorrido subterráneo por tres de ellas, como los metros de verdad.

En realidad, el Cercanías entre Cádiz y el aeropuerto de Jerez es como un Metro interurbano. Así se aprecia en los días grandes del Carnaval, que es cuando se utiliza como tal. Sin embargo, en el resto del año no funciona igual. La frecuencia de los trenes está inadecuada para un uso masivo en los trayectos urbanos. Pero dicen que la demanda es insuficiente para aumentar la frecuencia. Así las cosas, en Cádiz, el presunto Metro que íbamos a disfrutar no es competitivo con el autobús. Tampoco en precio.

Ahora se habla del transporte intermodal, de las conexiones, y de varias pamplinas más. Harían bien en aprovechar mejor lo que tenemos, la herencia metropolitana del soterramiento. No tiene sentido que nos presenten el tranvía como una gran maravilla, mientras se desperdician las conexiones del servicio de Cercanías con las cinco estaciones del Metro de Cádiz.

José Joaquín León