EL fallecimiento de María de la O Jiménez es una noticia triste, que nos hace pensar en su esfuerzo para luchar contra el cáncer que padeció, pero también en su capacidad para volver a ser ella misma en las dificultades. Después de haber alcanzado una cuota alta de protagonismo en la política gaditana, supo cambiar su vida en la adversidad, regresar a su Sevilla natal, asumir otras funciones y no mirar atrás, hacia lo que había sido su mundo durante una década. Para el PSOE gaditano ya lo había dado todo: acudió al sacrificio en unas circunstancias muy adversas. Algunos pensaron que había sido una decisión equivocada del partido, por quemarla para nada, pero en ese momento fue la apuesta que les pareció más oportuna para pelear en inferioridad contra Teófila.

María de la O, nombre que evoca sus raíces en Triana, era enfermera y había estudiado Medicina. Fue delegada provincial del SAS en Cádiz en los años 90 (desde 1991 a 1998). Después la eligieron para encabezar la lista del PSOE en 1999 frente al PP de Teófila Martínez. El PSOE, tras la experiencia de Fermín del Moral en el 95 (con un gaditano como tú, frente a la montañesa que se presentaba por vez primera), curiosamente volvió a apostar por una persona nacida en Sevilla, como Carlos Díaz. Aunque con una diferencia: era la primera vez que la Alcaldía de Cádiz se planteaba en un duelo de mujer contra mujer.

Era una misión imposible, en los tiempos de las obras del soterramiento. María de la O se estrelló. El PSOE obtuvo 6 concejales frente a 18 del PP. Quedó muy claro que el Teofilato había llegado para quedarse. En el PSOE se empezaron a acordar de Carlos Díaz, sobre todo se acordaban los mismos que lo habían defenestrado y le hicieron la cama cuando era alcalde. María de la O tuvo que luchar contra los elementos, hasta que enfermó antes de concluir el mandato, y se implicó en otra lucha para sobrevivir.

Cuando regresó a Sevilla, además de batallar contra su enfermedad, fue jefa de gabinete del alcalde socialista, Alfredo Sánchez Monteseirín. Se ausentó de la primera fila política, y se dedicó a la pintura como algo más que una afición. En la última primavera presentó una exposición en Sevilla. Ahora, cuando ha fallecido, era una desconocida para muchos en Cádiz. Sin embargo, está en la historia del PSOE local.

Con María de la O podemos reflexionar sobre las vanidades efímeras del mundo, sobre la chispa burbujeante que se extingue, sobre la caducidad del ser. Todo tiene su momento. En la política, como en la vida, nadie es eterno. Quizás el mayor acierto consiste en no jugar a serlo.

José Joaquín León