ESTABA cantado. Como si uno de los motivos de la aplicación del artículo 155 fuera para que no hubiera dudas. El Carnaval de Cádiz podrá volver al Liceu de Barcelona, sin necesidad de que sea exigido el catalán como lengua única. Para lengua la que tienen algunos componentes de nuestras agrupaciones, que cantan las verdades del barquero, y que allí tendrán la oportunidad de demostrarlo. No es probable que Carles Puigdemont asista al espectáculo desde el palco presidencial, ni que abra la sesión diciendo “Ja soc aquí”. Ni mucho menos que el Rey lo nombre marqués, como su padre Juan Carlos al honorable Josep Tarradellas.

El espectáculo está organizado mayormente para los andaluces en Barcelona. Sería bonito que la alcaldesa Ada Colau estuviera en el palco, en unión de nuestro alcalde González. Así podrían poner todo en común, con permiso de Pablo Iglesias, al que también podemos invitar, ¿por qué no? Es probable que hayan recompuesto por entonces el pacto con el PSC, igual que aquí se recompuso la remunicipalización con Fran González. Al final, todas las aguas fluyen por los mismos cauces.

En la próxima edición del Carnaval en el Liceu habrá actuaciones de todas las modalidades: coros, comparsas, chirigotas y cuartetos. Ahí los quieren ver, por si se mojan los valientes. Será digno de ver un cuarteto en el Liceu, sea el que sea, pues parodias mejores se han representado no lejos de allí, en el Palau de la Generalitat, por ejemplo. Decía Paco Gandía que el sitio más difícil para un humorista es Cádiz, porque es muy complicado hacer reír a la gente, teniendo en cuenta que el público es más gracioso que el humorista. Eso le pasa a los cuartetos de pueblo cuando vienen al Falla. Pero un cuarteto gaditano, incluso del Gago o de Morera, lo tendrá muy difícil en el Liceu, porque en Barcelona están acostumbrados a unas parodias estupendas. Algunas televisadas en directo desde Bruselas. Y esos alcaldes independentistas con los bastones, como en el cuplé de un coro.

Auguro un gran éxito para esta segunda incursión en el Liceu. Corren malos tiempos para la ópera, pues se piran todas las empresas (ninguna a Cádiz), y ahí se les escapa el glamour de los que pagaban un palco del teatro. Pero son buenos tiempos para el Carnaval, porque en Cataluña se han contagiado y lo han adoptado. Cádiz no les roba, pero va a convertir el Liceu en una sucursal del Gran Teatro Falla. Ya lo verán. Cualquier día Kichi termina de alcalde de Barcelona. No se iba a notar la diferencia.

José Joaquín León