EN Cádiz no sorprende nada, por lo que parece normal que el PSOE ejerza una oposición a su manera, que en unos casos sirve para ayudar a Podemos y a su alcalde, José María González, mientras que en otros contribuye a hundir a los concejales que no les gustan. Lo hemos vuelto a ver con la destitución de Ana Camelo en la Fundación Municipal de la Mujer. El funcionamiento era desastroso, y tenía deméritos acumulados desde el primer momento en que se le vio el sectarismo. Pero no se entiende que se le aplique a unos sí y a otros no, ni que siempre se esquive al principal, que es el alcalde, como responsable del mal funcionamiento general.

Hay una verdad indiscutible: el Ayuntamiento de Cádiz depende única y exclusivamente de lo que se le apetezca al PSOE. Curiosamente, con el peor resultado de su historia, han conseguido ese poder. Lo ejercieron para colocar como alcalde a José María González Santos, de Por Cádiz sí se Puede (o sea, Podemos), que había quedado segundo en número de votos. También lo han ejercido para reprobar a David Navarro, concejal que les cae antipático, y no lo disimulan. A este mismo edil lo destituyeron como consejero delegado de Onda Cádiz. Ahora le ha tocado el turno a Ana Camelo, como podría ser cualquiera de los demás, que en general se están luciendo, cada cual en lo suyo, con más errores que aciertos.

Sin embargo, para compensar, Fran González y el PSOE local han permitido salvar ciertos apuros. En el caso del estadio, por citar lo último, votaron a favor del cambio de nombre, metiéndose en un charco sin necesidad de mojarse. Aunque lo más significativo es que jamás han querido entrar a debatir la opción de presentar una moción de censura. Ya es demasiado tarde para enmendar el rumbo, incluso políticamente sería contraproducente. Pero conste que el precio de ese error lo paga Cádiz, que está perdiendo cuatro años.

La gran coalición de PP, PSOE y Ciudadanos no ha sido capaz de ponerse de acuerdo para los grandes temas de la ciudad. Para los cargos, como en el caso de la Mujer, o en Onda Cádiz, recurren a Juanma Pérez Dorao y a María Fernández-Trujillo, los dos ediles de Ciudadanos, que parece como más discreto. El PP y el PSOE han sido enemigos irreconciliables en Cádiz (aún más que en otras ciudades), y a la larga está pasando una factura que pagan los gaditanos.

En los ayuntamientos no hay alta política, prevalece lo doméstico, por lo que debería ser más fácil ponerse de acuerdo. Para ayudar al que no sabe, o para sustituirlo.

José Joaquín León