ES bochornosa la decisión del Ayuntamiento de Jerez para retirar a José María Pemán el nombramiento de Hijo Adoptivo. Es más bochornoso todavía porque la alcaldesa, Mamen Sánchez, no pertenece a un bloque anticapitalista de indignados, sino al PSOE, un partido que forma parte del constitucionalismo y que fue imprescindible para la reconciliación de las dos Españas en los años de la Transición. Por tanto, un partido que debe aplicar la Ley de Memoria Histórica contra los asesinos, pero no contra los escritores. Ni tampoco contra una persona que evolucionó en sus ideas, que fue homenajeado por el Rey Juan Carlos, y contribuyó a la normalidad democrática, por la que trabajó en los últimos años de su vida. También es ridículo que le retiren el nombramiento de Alcalde Honorario a Manuel Fraga, uno de los padres de la Constitución de 1978.

Puede que en esa aplicación equívoca de la Memoria Histórica también influya otro aspecto inconfesable: Pemán era gaditano, de Cádiz/Cádiz. Puede que ese matiz no les guste para un Hijo Adoptivo de Jerez, pero ni siquiera eso se podría considerar. Pemán estaba casado con una jerezana, María del Carmen Domecq Rivero, y le pasó como le pasa a la poeta jerezana Pilar Paz Pasamar, o al pintor jerezano Luis Gonzalo González, que se les puede considerar jerezanos en Jerez y gaditanos en Cádiz. En esta provincia sólo los catetos y los chuflas levantan esas barreras de la incomprensión y la rivalidad entre dos ciudades que son complementarias. La prosperidad de ambas solía ir unida, cuando el puerto de Cádiz servía para las exportaciones del vino de Jerez.

Han pasado más de 80 años del inicio de la Guerra Civil. Es condenable que algunos aún se dejen manejar por el odio. Sobre todo por el odio cultural. Sería una vergüenza semejante que un Ayuntamiento de derechas acordara quitarle una calle a Rafael Alberti porque era comunista y lo considerasen cómplice de las matanzas soviéticas. Alberti era un poetazo, antes que militante del PCE. En Cádiz tiene unas calles que se llaman Cal y Canto y Marinero en Tierra, que se encuentran en la barriada de Guillén Moreno, así denominada por un gobernador civil y jefe provincial del Movimiento, gracias al cual se construyó.

Calles que evocan libros de un comunista, en un barrio construido por un gobernador del franquismo. Esa sería la verdadera memoria histórica. No se debe confundir con el odio de bajos instintos, con la ignorancia tan inculta que aplica el Ayuntamiento de Jerez. El pasado fue como fue.  

José Joaquín León