SIEMPRE es bonita una entrega de llaves. Habrán visto cómo sonreían la presidenta de la Diputación, Irene García, y el rector de la Universidad de Cádiz, Eduardo González Mazo, cuando se dieron las llaves. Como si les hubieran concedido un piso nuevo en Matadero, o les hubieran rehabilitado una vivienda en Santa María. Unas llaves siempre causan alegría, y que no falte. Antes se entregaban las Llaves de la Ciudad a personajes. Pero ya no. Primero, porque a la entrada de Cádiz no hay cerraduras. Y segundo, porque lo mismo que te conceden los honores puede pasar que te los retiren, unos años después, si no le gusta a los nuevos. Así que para qué.

Volviendo a Valcárcel, se echa en falta (en la foto) al alcalde González. Según se decía, en otros tiempos, el Gran Hotel de Valcárcel de cinco estrellas no se pudo construir por culpa del Ayuntamiento, que tenía cono alcaldesa a Teófila Martínez, mientras el proyecto original fue ideado por la Diputación, cuyo presidente era entonces Rafael Román. Si bien es cierto que, con el tiempo, se ha visto clarísimo que el proyecto del hotel de cinco estrellas no cuajó porque la empresa adjudicataria no tenía dinero suficiente para hacerlo, ni veía claro embarcarse en el proyecto. La culpa no era del Ayuntamiento, ni de la Diputación, sino que los hoteles de cinco estrellas frente a la Caleta no se construyen por arte de magia.

Parece que nadie se acuerda, pero en Valcárcel entraron okupas auténticos, sin necesidad de las llaves. Según se dijo, incluso acudió Javier Ruibal para solidarizarse con un recital. Se presentó aquello como una aventura bonita, como si okupar un edificio histórico aportara algo a la ciudad. Pero las okupaciones tienen fecha de caducidad, lo mismo que pasó en el Tiempo Libre. Por lo que no hay okupación que 100 años dure.

Las llaves de Valcárcel han reaparecido para las fotos. Parece que las guardaba Irene García, la presidenta de la Diputación. O sea, que el edificio era de la Diputación, que ellos eran los caseros de ese inmueble. Pero no se preocupen, que la casera, digo la Diputación, ya le ha dado las llaves al rector de la Universidad. Eduardo González Mazo ha recibido la herencia, que no es tan pesada. Ese edificio se merecía unas llaves más historiadas, como las de los castillos.

Y recuerdo a los de la Memoria Historiada que Carlos María Rodríguez de Valcárcel fue gobernador civil y jefe provincial del Movimiento, y aún tiene dedicado ese edificio. Al Valcárcel le pasa como al Carranza, que ya es un sitio. Es que no se pueden cambiar tantos nombres históricos a la vez.

José Joaquín León