ES absurda la polémica que se ha montado por la actuación de la chirigota del Selu García Cossío en un acto de Ciudatadans en Catalunya. A ver qué tiene de malo, ni de bueno... Esta misma chirigota intervino en el cierre de campaña de Podemos en Sevilla, en las autonómicas de 2015, y no se dijo que cantaran como muestra de devoción por Teresa Rodríguez. Entonces no hubo tantas quejas, aunque sí algunas, porque en las redes sociales hay enteraos, y también aburridos. Pero, vamos, que es por ignorancia, porque las chirigotas y las comparsas siempre se han vendido al mejor postor, a la hora de actuar en todo tipo de actos. También en mítines de partidos políticos, desde las primeras elecciones democráticas en 1977.

Aunque les aplaudieran Inés Arrimadas y Albert Rivera no significa que sean militantes de Ciudadanos. Es normal que los hayan contratado, porque buscaban el voto de los emigrantes andaluces (y gaditanos) que viven en Cataluña. Ese público formó el grueso de los asistentes al Carnaval en el Liceu. A las actuaciones carnavalescas en Barcelona no acude tanta burguesía cono a las óperas de Josep Carreras. A las comparsas y a las chirigotas las llevan como gancho a los mítines. Por alegrar a la concurrencia.

Supongo que en la agrupación del Selu, como en otras chirigotas, y en algunas comparsas, y en los coros, e incluso en los cuartetos, habrá de todo. Se supone que todos no votan a Podemos y a Izquierda Unida, Puede que algunos voten a Ciudadanos, y alguno raro al PP, y otros sigan siendo del PSOE, como en los primeros tiempos de Carlos Díaz, al que después criticaron. Ciertas leyendas urbanas decían que los carnavaleros eran todos de izquierda. Parece que la mayoría sí; aunque no hace tanto también los había falangistas. Todavía no les han aplicado la Memoria Histórica para despojarlos de los premios que ganaron en el Falla con ciertos pasodobles y tangos. Es que no siempre se castiga, sólo depende.

Ocurre también que la gente está muy mal acostumbrada, porque algunos autores comprometidos (comprometidos con Podemos, se entiende) confundieron sus actuaciones del Falla en 2015 con la campaña municipal, a mayor gloria del camarada Kichi, que llegó a alcalde. Y cantaron lo que ya no cantan, aunque la vida en Cádiz sigue casi igual, o incluso peor. Por lo que dieron el cante. Sin embargo, el Carnaval es libre (o eso se dice) y no hay que penalizar a nadie por sus ideas, te gusten o no. Ni tampoco por cantar (con pago de su importe), en un mitin de Ciutadans en Catalunya.

José Joaquín León