LA gente no respeta ni que han llegado los Reyes Magos. Hoy es el día en que se debió celebrar la Pestiñada, pero la han aplazado. Antes de que aparecieran Sus Majestades de Oriente, llegaron las colas, y ya está vendido casi todo lo que había potable para las preliminares. Ahora hasta la concejala de Fiestas, María Romay, dice que las colas son tercermundistas,  y que se las va a cargar, y que ha sido “un pelotazo” vender las entradas en el colegio de San Felipe Neri. Nos vamos aburguesando, porque en otros tiempos hubieran dicho que era un colegio religioso concertado y que había que municipalizarlo. Para entrar en San Felipe Neri también hay colas. Yo estudié allí, cuando don Clemente vendía bocadillos de caballa en los recreos, nada de entradas para el Falla.

Me parece muy bien que María quiera minimizar las colas gaditanas del Carnaval. Es una cosita propia del Cádiz profundo, que incluso el PP alentó en plan populista, aunque se le fue de las manos cuando algunos sacaron las navajas, y no precisamente para pelar una pera. Las tragantás con los reventas, las pacíficas intervenciones de la Policía Local, los insultos a los que reventaban las colas… Está en la esencia del maravilloso concurso del Falla, que para colmo lo puede ver todo el mundo gratis por televisión, en Onda Cádiz y en Canal Sur.

En los últimos años, las colas derivaron hacia el folklore, por lo que se montaba una semana de fiesta alrededor del estadio (Carranza, por supuesto). Este año lo han cortado de sopetón. Había un partido de Copa de postín, al que acudían incluso el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, y el delegado del Gobierno en Andalucía, Antonio Sanz. Antes de entrar en el estadio, se iban a encontrar con el numerito del Cádiz profundo. Y no es que se fueran a escandalizar, porque ambos han ido al Falla, incluso a finales, pero ya está bueno lo bueno. Los vecinos de La Laguna han agradecido el pelotazo de trasladarlos al patio de San Felipe Neri, previo paso por el Baluarte de la Candelaria para aumentar la epidemia de gripe.

Con las colas se acaba en cuanto que se quiera. Basta con sacar a la venta todas las entradas por Internet. Pero eso no se puede hacer, porque las conseguiría igual un gachó de Mondoñedo (Lugo) que una vecina de la calle Cristo de la Misericordia. Por lo cual, Internet no es gaditano, y hay que dejar un margen razonable de cola, que siempre es gaditana, aunque ya vienen criaturas desde Marbella (Málaga). La esencia de la cola es satisfacer el instinto básico de pasar una noche de cola. Frente a eso, está la elegancia neoclásica gaditana de entrar en el Falla colado, por la misma cara.

José Joaquín León