SIEMPRE que presentan unos presupuestos generales del Estado empieza la manipulación de las cifras. El Gobierno (en este caso con Montoro de speaker) para anunciar que invertirán más que nunca. La oposición de Pedro y Pablo para decir que Mariano es el maligno y que esto es un timo. Ese es el problema: sólo se mira desde el interés electoral y no priorizan las verdaderas necesidades. En las inversiones de infraestructuras, Cádiz se quedó marginada y así va a seguir. Y se debe añadir que si la provincia sale malparada, la capital todavía más. Lo peor es que no se dan cuenta de la realidad, o eso parece. La ciudad de Cádiz se está quedando fuera de toda la estrategia logística.

Los empresarios de la CEC protestan justamente por el atraso en la conexión por tren de Algeciras con Bobadilla. Es fundamental para que el puerto de Algeciras quede enlazado con el corredor ferroviario del Mediterráneo y con el del Atlántico para el transporte de mercancías. También para las conexiones con el norte de África, que en un futuro lejano podrían completarse con el túnel del Estrecho. Es decir que Algeciras y su puerto se consagrarán aún más como la gran referencia comercial y logística de la provincia de Cádiz.

Por el contrario, la capital gaditana se ha quedado aislada. No existe conexión ferroviaria con Algeciras, ni se la espera, a pesar de que la Diputación la pidió a finales del siglo XIX y se consideró prioritaria hace un siglo y medio. Tampoco existe autovía completa entre Cádiz y Algeciras (sólo llega a Vejer), a pesar de que es obligación del Gobierno tras el acuerdo con la Junta.

La consecuencia de ello es:

1. El corredor ferroviario del Mediterráneo no termina en Cádiz, sino en Algeciras.

2. Las autopistas y autovías del Mediterráneo A-7 ya no terminan en Cádiz (como la antigua Nacional 340), sino en Algeciras.

Además, la nueva conexión ferroviaria del puerto portugués de Sines con el de Sevilla le dará la puntilla al tráfico de contenedores en el puerto de Cádiz. No sucede por casualidad, sino porque la capital gaditana se está quedando aislada de la civilización, el comercio internacional, el transporte y la gestión empresarial. La culpa no la tienen el Carnaval ni la Semana Santa, sino la falta de proyectos económicos de futuro. En la marginación de Cádiz influyen los políticos mantas, aunque no sólo ellos. Aquí interesa más un carril bici que la autovía a Algeciras. Aquí nos distraen con un tranvía de la Bahía mientras no existe conexión ferroviaria con el Mediterráneo. Así pasa lo que pasa.

José Joaquín León