VOLVER al Oratorio de San Felipe Neri es como entrar en el túnel del tiempo. Se le recuerda por aquellas Cortes de Cádiz que aprobaron la Constitución de 1812. Pero yo lo recuerdo como la iglesia del antiguo colegio de San Felipe Neri, los niños en las misas, la Inmaculada de Murillo presidiendo el altar, el humo de los incensarios de los monaguillos, el Pan y el Vino, el padre Vicente confesando, el padre José Antonio riñendo a los fieles, la infancia escapada entre los vericuetos del sueño. Y después, como si saliéramos de un túnel, los actos solemnes de 2012, la conmemoración del Bicentenario, el Rey Juan Carlos, el entonces Príncipe Felipe, los fastos y celebraciones… El tiempo en el que la ciudad recreaba un tiempo, cuando creyó en ella misma. A ese escenario fue ayer Rajoy, en la clausura del 150 aniversario del Diario.

Un siglo y medio después, aquel Diario de papel/papel que salió de una imprenta del Mentidero, como el sueño del primer Joly editor de periódicos, afronta los tiempos de las fake news y la posverdad. José Joly Martínez de Salazar, que mantiene la empresa como una dinastía sagrada, recitó la proclama del primer editorial: “independientes por carácter…”. Y sonaba, ante la Inmaculada, como una protestación de fe en la libertad de expresión: Así lo creo, así lo juro… ¿Y en qué consiste la independencia? Alguien me lo dijo cuando yo era director: “La independencia consiste en que todos estén razonablemente cabreados con el Diario”.

Después habló Mariano Rajoy, que a ratos recordó al Rajoy de la distensión, el que se lleva igual de bien con Susana Díaz que con Pedro Sánchez, el que no quiso criticar a Albert Rivera porque lo ha votado y es su socio de gobierno, a pesar de todo. Pintó Rajoy una España idílica, a lo Murillo, con empresas celestiales y un estado de bienestar digno de los angelitos a los que se aparece la Virgen. Tenemos una de las economías más fuertes del mundo. Y lo más curioso es que tiene razón, y es verdad.

Y si todos los datos económicos son tan buenos, Rajoy, ¿por qué está perdiendo votantes el PP en las encuestas? Algo así le preguntó David Fernández, director del Diario, y Rajoy asumió la realidad en plan Rajoy: “Porque la gente no vota sólo por los datos económicos”. Es la verdad, o la posverdad, o lo que sea. Y lo dijo como quien no se siente entendido.

Rajoy en el Oratorio parecía algo más decimonónico. Puede que en Cádiz todo sea un siglo  XIX aún no liquidado (como una nostalgia decimonónica), incluso el Diario, 150 años después de parar el tiempo.

José Joaquín León