ATRAVESAMOS la vorágine del caso Gürtel, la moción de censura de Pedro el impaciente, el chalé de Pablo avalado por la militancia ya no tan indignada de Podemos, la euforia epistolar del alcalde de Cádiz que escribe en su pisito viñero, así como otras cuestiones trascendentales. Pero no se deben olvidar ciertos asuntos que reflejan el despiste existente en nuestra ciudad y nuestra provincia. Por ejemplo: la mesa redonda que organizó el Ateneo de Cádiz para tratar sobre el Área Metropolitana, donde cuatro alcaldes le dieron el descabello sin inmutarse.

Decíamos ayer que el tren AVE es imposible en la Bahía por ser como es. Pues con el Área Metropolitana pasa igual. El alcalde de El Puerto de Santa María, David de la Encina (como si fuera Fernando de los Ríos tras viajar al Moscú comunista), llegó a preguntar: el Área Metropolitana ¿para qué? Eso confirma el adanismo de nuestros políticos, que han aterrizado como si vivieran en el Génesis. Fue precisamente Alfonso Perales Pizarro (un socialista del PSOE, como el alcalde de El Puerto) quien siendo consejero de la Junta de Andalucía intentó poner en marcha algunas áreas metropolitanas, entre ellas en la Bahía de Cádiz. Sucedió a finales del siglo pasado.

El Área Metropolitana ¿para qué? Pues para mejorar los servicios públicos, para reducir la burocracia inútil y para ganar poder político. A la Bahía de Cádiz (y Jerez) le conviene, porque en un área de pocos kilómetros viven 700.000 personas con servicios repetidos, sin proyectos comunes y sin fuerza política frente a otras provincias andaluzas. El Área sería como la gran ciudad de la Bahía, que intentaría compensar la debilidad de una capital llamada Cádiz, que no es respetada ni se hace respetar.

Se trata de mucho más que la Mancomunidad, en la que se colocaron algunos. Se presentó como su mayor logro el Cementerio de Chiclana, que permitió cerrar el gaditano de San José, de momento para nada, pues sigue sin uso. Es un gran símbolo que los difuntos se hayan unido (aunque tampoco todos), mientras los vivos siguen discutiendo entre ellos y defendiendo sus parcelitas municipales exclusivas para hacerse fuertes ante sus vecinos.

Buena prueba del nulo interés que despierta el Área Metropolitana es que todavía no funciona el tranvía (¿a quién le importa?) y que el alcalde de Cádiz, José María González, no fue al evento y envió al concejal Martínez de Pinillos. Aunque puede ser que cualquier día nos sorprenda con una carta metropolitana, más allá de La Viña.

José Joaquín León

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