EN este país van como locos. Lo mismo te dicen blanco que negro, lo mismo apoyan una cosa que la contraria, lo mismo te tumban unos presupuestos que se los apropian, y lo mismo les da tener unos amigos que otros, si ya no se sabe quiénes son de los suyos. Y, a la hora de dimitir, ya lo ves: estaba todo el mundo esperando a que dimitiera Rajoy. Y dimitió... ¡Zidane! Así nos va. Después de ganar 13 Copas de Europa hay que ver la mala suerte que han tenido. El MVP de la final, que fue Bale, dice que se quiere ir. El CR7, que no había marcado en la final, el pobre mío, antes de festejar el título ya está diciendo “fue muy bonito jugar aquí” y vámonos que nos vamos. Y el entrenador de los últimos éxitos, Zinedine Zidane, dimite sin avisar a nadie. Menos mal que ganaron, porque si llegan a perder, y después del papelón que hicieron en la Liga, a 17 puntos del campeón, ni te cuento.

Yo lo tengo muy claro: la culpa de todo esto es porque no hay VAR. Fíjense si lo hubiera en la política, y la presidenta del Congreso, Ana Pastor, dijera “Un momento, tú, que vamos a ver el VAR”. Y entonces se ve lo que dijo Pedro Sánchez de los presupuestos y lo que dice ahora. Se ve lo de Aitor Esteban con el PNV en fuera de juego. Se ve a Rajoy cuando decía que se fíaba más de la lealtad de Pedro Sánchez que de Albert Rivera. Se ve a Pablo Iglesias en la puerta del chalé, tragándose los presupuestos de la derecha, digan lo que digan los anticapitalistas.

Entonces yo entiendo mejor lo que dijo Zidane: “A veces te planteas, en los momentos duros, si eres la persona adecuada. Me voy porque se necesita un nuevo discurso para volver a ganar”. Y la carita de Florentino, a su lado, como pensando: “Zinedine, pichita, tú sigue dando pistas”.  Porque después de haberlo ganado todo (o casi todo, en realidad este año se columpiaron en la Liga y en la Copa del Rey), llega el momento de abrir paso a otro. Porque, de lo contrario, puedes perjudicar a los tuyos. Y no olvidemos que unas  veces se gana y otras se pierde. Y cuando te la han metido, pero bien, ¿de quién es la culpa?

La culpa unas veces es del entrenador y otras del presidente, pero hay que ser consecuentes. Siempre que hay problemas, conviene servir una cabeza en la bandeja. Este Zinedine Zidane es listo. Es como si hubiera pensado: “Antes de que me echen la temporada próxima, ya estoy yo en mi casa, y quedo como un señor, y ha sido bonito mientras duró, y te ahorras el sopapo, y yo tengo un prestigio, no como otros”.

Después de lo que ha pasado en el día de ayer, se esperan otras dimisiones. Porque todo es empezar y ya no se frena.

José Joaquín León