EN el Gobierno de España y en la Junta de Andalucía manda el mismo partido, el PSOE, pero tienen dos estrategias opuestas. En el Gobierno, Pedro Sánchez no quiere elecciones ni loco, por lo que estirará el asunto hasta que reviente. En la Junta, Susana Díaz quiere elecciones cuanto antes mejor, mañana mismo si fuera posible, y ha fingido la escena del sofá al revés con Ciudadanos, para aligerar el asunto. Susana sabe que si Pedro tiene el reventón y se estrella, el gran damnificado será el PSOE. O sea, ella también. Si no adelanta las elecciones será peor para Susana, porque a Pedro le dará tiempo de completar más meteduras de pata.

Se ha dicho (y escrito) que la presidenta de la Junta quiere anticipar las elecciones autonómicas para evitar la sentencia de los ERE. Sin embargo, ya se sabe que no harán pública dicha sentencia antes del verano de 2019. Es decir, que no condicionará directamente a las elecciones autonómicas, ni a las municipales. No es eso, no es eso.

Por el contrario, es lo otro. Es que Pedro Sánchez pone atacada de los nervios a Susana Díaz. Es que Pedro y sus ministros son como los muñecos de Mari Carmen, pero en manos de Pablo Iglesias y los independentistas catalanes. Es que rectifican y desautorizan a los ministros/marionetas todos los días. Es que en Andalucía  van a dejar sin cinco años de trabajo a 6.000 obreros en la Bahía de Cádiz por culpa de Podemos e Izquierda Unida, que siguiendo los intereses de sus amigos de Irán, están cargándose el contrato multimillonario de cinco corbetas de Arabia Saudí con los astilleros de Navantia. Margarita Robles les sigue el juego torpemente. Después la han desautorizado, pero no dimitirá ni por vergüenza.

Es que con la política migratoria  ya no saben qué hacer. Y hacen lo contrario de lo que dicen. Y dicen lo contrario de lo que hacen. Y un día tienen jornada de puertas abiertas y al siguiente se la estrellan en las narices. En esas aparece la consejera de Políticas Sociales, Maria José Sánchez Rubio, y explica razonablemente lo de los menores que llegan solos: “Esos niños tienen padre y madre. Habrá que ver cuál es su situación”. Es un abuso y no se controla.

Por no hablar de Cataluña. El martes empiezan las semanas grandes, los días de gloria para Carles Puigdemont y Quim Torra. Y después vendrá el partido Girona-Barcelona en Miami, que se convertirá en una reivindicación independentista, por culpa de la LFP y de quienes no le han parado los pies. Tiene razón Susana Díaz: cuanto antes, mejor; cuanto más tarde, peor.

José Joaquín León