EN este país tenemos un presidente del Gobierno megalómano, desnortado e insustancial, al que su coro de fieles le sigue el rollo. Culpan a los demás de sus propios males. Un ejemplo claro han sido las elecciones andaluzas, con el batacazo del PSOE. Es verdad que Susana Díaz tenía un 30% de rechazo entre los votantes socialistas, según algunas estimaciones demoscópicas. Pero la gestión de Pedro Sánchez es rechazada por muchos votantes más (algunos estiman que en torno al 60%), y espanta a casi todos los votantes otrora indecisos del centro y a gran parte del centro izquierda. Pero hundir al PSOE es su problema. El de los españoles es que va a hundir a España, ya de paso.

Pedro Sánchez puede cometer los mayores errores que siempre serán justificados por sus leales. Un nuevo ejemplo es la reunión del Consejo de Ministros que ha organizado en Barcelona para el próximo viernes, día 21. En la víspera del sorteo del Gordo de Navidad, cuando todo el país está pendiente de los niños de San Ildefonso y las bolitas, a ver si toca. A él le ha tocado gestionar una especie de guerra urbana en Barcelona que están montando los indepes. Por un capricho de los suyos. Para darse un paseo, sin venir a cuento.

Más de 9.000 agentes, entre Mossos, Policía Nacional y Guardia Civil, van a cubrir este evento del Consejo de Ministros en Barcelona. Se calcula un gasto de más de 300.000 euros, que me parece barato para mover a tantos policías. No se fían de los Mossos, que unos días reparten leña y otros son desautorizados, y lo mismo se encierran para protestar por sus condiciones que los ponen en la picota. Gente que vive en la locura, gestionada por unos dementes de la política. Y como no se fían, han trasladado policías nacionales y guardias civiles de refuerzo. Parecido a Zoido, ¿no? Además de poner en alerta a las Unidades de Prevención de media España, entre ellas a las andaluzas de Sevilla y Fuengirola.

Todavía no se sabe para qué organizó Pedro Sánchez otro Consejo de Ministros en Sevilla el 26 de octubre. Prometió poco, apelando a la precampaña; y además da igual, porque no lo suele cumplir. Aparte de pasear el Falcon 900B, y hacerse la foto bucólica con Susana Díaz en los jardines de San Telmo, no sirvió para nada. Bueno, sí, para que el PSOE perdiera más votos.

Y ahora, Cataluña. Rezando (los que sean creyentes) para que no se monte un jaleo internacional peor que el del 1 de octubre de 2017. ¿Y por qué? Por el capricho de un señor que quería ser presidente.

José Joaquín León