A Vox le puede pasar lo mismo que a algunos millonarios por azar: que se arruinen pronto. Tienen el síndrome del nuevo rico. Ha conseguido unos resultados en Andalucía que no entraban ni en sus mejores expectativas. A eso se ha sumado que los mismos encuestadores que no lo olieron, ahora le profetizan entre 40 y 50 escaños para el Congreso de los Diputados. Aunque Tezanos el del CIS (cuya cocina manda huevos) los reduce a la marginalidad. El éxito político ha pillado a Vox con el paso cambiado. El éxito hay que saber gestionarlo. Ahí es donde se les ve cortitos de estrategia. Por ejemplo, tensar la cuerda hasta forzar otras elecciones en Andalucía sería mortal para Vox. Es una tontería mayúscula.

Ahora se discute si Vox es de extrema derecha o no. Vox es tan de extrema derecha como Podemos es de extrema izquierda. Pero Vox no es fascista ni nazi al estilo típico. Vox no es como los guerrilleros de Cristo Rey ni la Fuerza Nueva de Blas Piñar. En el momento que lo sean estarán perdidos. Todavía no cantan el Cara al sol, mientras otros que dialogan siguen cantando La Internacional agrupados para la lucha final.

Vox se parece más a lo de Trump en EEUU y a lo de Bolsonaro en Brasil. Incluso a lo de Salvini en Italia. Pero tienen un problema grave: Santi Abascal es un líder de andar por casa, no es un Trump, ni un Bolsonaro, ni un Salvini. Un partido populista necesita un líder carismático y comecocos. Abascal dista de ser el Pablo Iglesias de la derecha. Para crecer más allá de la minoría parlamentaria necesitarían a otro. Y su secretario, Ortega Smith, da repelús. Esa carencia se le nota en su estrategia, que es simple.

Al PP le entran tentaciones con Vox. Es verdad que ahora los resitúa: el demonio son los otros. Pero le ha quitado votos que debe recuperar si no quieren perder la hegemonía. Y no se pueden derechizar, porque entonces espantarán al centroderecha  moderado, que se les iría a Ciudadanos. Para ser como Vox ya está Vox. El PP debe acentuar las diferencias y ser más convincente. En cuanto a Ciudadanos parece que Vox los ha empujado al centro izquierda, que es donde podrían ganar los votos para echar a Pedro Sánchez de la Moncloa.

PP y Ciudadanos tienen barreras que no pueden traspasar. En la violencia de género, deben hilar fino, porque es materia sensible. Desde luego lo que hay es mejorable, porque los crímenes no bajan, sino que suben; pero no pueden dar mensajes equívocos. En Vox también lo deben entender y rebajar el nivel de las paridas.

José Joaquín León