ALGUNOS piensan que será fácil, que Susana Díaz se convertirá en la lideresa del PSOE. Como ya ha confirmado que se presenta (a lo justo para fastidiar el mitin de Pedro Sánchez en Cádiz) ha llegado el momento de buscarle sucesión. Aunque lo más sensato sería que siga en la presidencia de la Junta de Andalucía. Al menos, mientras no tenga unas elecciones generales en el horizonte. Aquí es razonablemente feliz. Aquí discute con Juanma Moreno el del PP y con Teresa Rodríguez la de Podemos, un poco menos con Antonio Maíllo el de IU (que en tiempos aún cercanos gobernaba con el PSOE) y casi nada con Juan Marín el de Ciudadanos, que le brinda su apoyo. Todos son actores secundarios en la política nacional, donde no conseguirían un Goya de premio. Susana tampoco es diputada del Congreso y no puede sostener tensos debates con Mariano Rajoy ni con Pablo Iglesias.

Pero la desgracia del PSOE es que no tienen un sucesor indiscutible para la Junta, ni a corto ni a medio plazo. Con las fotos de Manuel Chaves y Pepe Griñán sentados en el banquillo de los investigados, que se presagian en el horizonte, parece obvio que todos los políticos socialistas significados en aquella época están descalificados para suceder a Susana. Esto se ha llevado por delante muchas aspiraciones.

Se ha presentado como relevo natural a Manuel Jiménez Barrios, el vicepresidente perfecto. Todos los que conocemos a Chiqui sabemos que cae bien, que es agradable, con mano izquierda para los capotazos,  fue un buen alcalde de Chiclana, cosas así. Presenta el inconveniente de que no es un controlador del partido. En la agrupación chiclanera, de la que él procede, resulta que el alcalde actual, José María Román, y buena parte de la militancia son forofos sanchistas, e incluso se hacen fotos con Pedro siempre que viene. Esto no deja en buen lugar a un hombre de confianza de Susana, que no manda ni en su casa, según parece.

Por lo demás, los otros supuestos candidatos del PSOE que se han barajado no resistirían ni un minuto de gloria. Se lo pondrían fácil a Juanma Moreno, como las carambolas de Fernando VII. El único candidato electoral de relevancia que le queda al PSOE en Andalucía es el alcalde de Sevilla, Juan Espadas, pero está más distraído con la Semana Santa y la Feria. No parece que tenga esas aspiraciones.

La sucesión de Susana presenta riesgos colaterales, como el de perder el poder en la Junta. Por eso es muy posible que nadie la suceda mientras el cargo aguante.

José Joaquín León