EL principio de acuerdo entre el PSOE de Pedro Sánchez y el Unidas Podemos de Pablo Iglesias ha tapado otros aspectos importantes del 10-N. Se ha quedado en segundo plano la crisis de Ciudadanos, un partido que se debatirá entre la fusión/absorción por el PP o intentar renacer de las cenizas. En las últimas cuatro décadas, cuando un partido de centro se viene abajo, ya no se levanta. Le pasó a la UCD, al CDS, a UPyD, y probablemente le ocurrirá a Ciudadanos. Su evolución ya se verá. En el PP están relativamente contentos, porque Pablo Casado ha obtenido 23 escaños más que en abril. Sin embargo, en el PP deberían valorar que si en toda España hubieran aglutinado el voto útil del centro derecha, como Núñez Feijoo en Galicia, hoy podrían tener más escaños que el PSOE.

Por decirlo claramente: el PP ha perdido una ocasión excelente para ganar. El planteamiento de España Suma, lanzado por Pablo Casado con fines solamente electoralistas, no podía cuajar. Pero el principal problema que se han encontrado es que el hundimiento de Ciudadanos (que perdió 47 escaños) ha sido capitalizado en gran medida por Vox. En Andalucía más que en otras comunidades. Y en las provincias de Sevilla, Cádiz, Huelva y Almería de un modo evidentísimo, ya que Vox ha sido segundo y ha sorpassado al PP.

En el siglo XXI, con un 69,87% de participación, el PP siempre le había ganado al PSOE en unas elecciones generales. Los socialistas necesitaban, como mínimo, un 73% de participación para ganar. Sin embargo, ahora, incluso perdiendo tres escaños, Pedro Sánchez está intentando formar Gobierno con Pablo Iglesias, que ha perdido siete escaños. Jamás lo hubiera conseguido, en condiciones normales, con el PP de otros tiempos.

Por consiguiente, en las elecciones del 10-N, no ha ganado la izquierda, sino que han perdido el centro y la derecha. Sobre todo han perdido una oportunidad. Vox no es una alternativa de gobierno, sino un refugio de cabreados, un populismo de derechas, que Abascal supo representar en el debate como un buen actor, mientras los demás no se enteraban de nada.

Al PP se le han escapado más de 40 escaños que en otros tiempos eran suyos. No es por casualidad, sino por la corrupción de quienes se pasaron de la raya. Por culpa de ellos y ellas, la marca PP se ha quemado y necesita reinventarse. Sobrevive porque era fuerte. Y España no suma ni resta, sino que va a pagar las consecuencias.

José Joaquín León