SON como el perro y el gato. Madrid y Barcelona. Se han consolidado como uno de los principales problemas que tenemos en el resto de España, pues los mordiscos y los arañazos afectan a los demás. No es sólo el conflicto territorial y las sedes de las empresas; son todos los asuntos, como en el fútbol. Pues en ambas ciudades creen que el mundo se divide en madridistas y barcelonistas. Véanse los programas deportivos de televisión, donde no se habla de otra cosa, ni siquiera cuando el Sevilla gana la Europa League y los otros hacen el ridículo en Europa. El 8-2 fue como los datos de la pandemia de Pedro Sánchez. En esas estamos, y seguiremos, que es lo peor.

Un nuevo ejemplo es la fusión de CaixaBank y Bankia. En Madrid lo presentaron así: el Gobierno va a regalar Bankia (donde se integró la antigua caja de ahorros de Madrid) a CaixaBank (donde se integró la antigua caixa de Barcelona), y por sólo 2.500 millones de euros, cuando su rescate costó diez veces más al Estado. Por el contrario, en Barcelona decían: CaixaBank y Bankia se fusionarán para crear el primer banco español. De inmediato, la Generalitat pidió que la sede esté en Barcelona. Aunque se quedará en Valencia, por disimular.

Viendo estos movimientos, viendo a los grandes líderes del Íbex 35 aplaudiendo a Pedro Sánchez (como si fueran ministros en la Moncloa), se llega a la conclusión alarmante de que aquí hasta las grandes fortunas de España quieren cobrar su paguita del Estado. La suya no será como el ingreso mínimo vital, no preocuparse que no les quitarán el puesto en las colas, sino que tendrán más altura de miras, como se suele decir en esos casos y en otros parecidos.

Fíjense en los datos del coronavirus. Todos los periódicos de Barcelona y algunos de Madrid (los de izquierda plural) abren diciendo que la gestión del coronavirus de la comunidad de Madrid es desastrosa, por culpa de la Ayuso, y que ya están como antes. Otros periódicos de Madrid (los que quedan de derechas) dicen que la gestión del coronavirus de la Generalitat es desastrosa por culpa del Torra, y que allí empezó la segunda ola, en Lérida concretamente, que en los otros periódicos se llama Lleida.

Y llegó el burofax de Leo Messi, una de las grandes fortunas de este país, un tipo que contribuye a Hacienda con 50 millones de euros todos los años (la mitad de su sueldo bruto). Otra vez en Madrid y Barcelona están discutiendo si es bueno que se quede. ¿Era mejor que se lleve la pasta? Sólo piensan en sus ligas. Así está España.

José Joaquín León