EN la disputa entre el PP y Vox por la reprobación de Santiago Abascal se debe tener en cuenta lo esencial: hace falta prudencia en Ceuta y sobran las fanfarronerías. Ya sabemos que en Madrid algunos líderes centralistas creen erróneamente que toda España es como Madrid, pero no es así. A las pruebas nos podemos remitir: Cataluña, el País Vasco, incluso Galicia y Andalucía, donde ahora gobierna el PP. Como en Madrid, con Isabel Díaz Ayuso, pero en diferentes circunstancias. El presidente de Ceuta es Juan José Vivas, también del PP, que gobierna desde 2001, aunque se encuentra en minoría. Conoce aquello mejor que los políticos de Madrid. La declaración contra Abascal (siendo fea cualquier reprobación ideológica, hasta de líderes de los extremos) desde un punto de vista estratégico era oportuna, porque se pasó de rosca en un enclave de alto riesgo, donde no estaban los ánimos para echar más leña al fuego.

En Ceuta, el PP cuenta con 9 escaños de 25, por 7 del PSOE, 6 de Vox, 2 del Movimiento para la Dignidad y la Ciudadanía (cuya lideresa es Fátima Hamed), y 1 de la coalición Caballa (que encabezó Mohamed Mohamed Alí). Aunque residuales, hay representantes musulmanes en la Asamblea. Y el PP puede ganar las votaciones con Vox o con el PSOE, o según se abstengan, como pasó en la elección de Vivas. La reprobación de Abascal salió adelante con los votos del PSOE y los dos partidos con musulmanes, porque el PP se abstuvo.

En Ceuta hay una mayoría de cristianos y españoles en general, pero conviven con musulmanes, judíos e hindúes, con una extracción social propia de los territorios fronterizos y tierras de aluvión, que no son como el madrileño barrio de Salamanca, ni como Pozuelo de Alarcón. Por lo cual hay que tener una sensibilidad, que es incompatible con lo que dijo Abascal en una clave muy carpetovetónica. Había que frenarlo un poco. Los vecinos de Marruecos tampoco son sordos. Si gobernara Abascal, ¿qué haría? La historia demuestra que es mejor ir de amigos. Y no por cobardía. En estos días se conmemora el centenario del desastre de Annual, en el que murieron más de 11.000 soldados españoles.

Al PP le viene bien ese distanciamiento de Vox, aunque no le cuadren las cuentas en Andalucía y otras autonomías. Le aporta centralidad y moderación entre la extrema derecha y la izquierda extremada; y hace ver a su electorado que es mejor ir solos que con compañía peligrosa. O sea, votar lo práctico y dejarse de rimbombancias.

José Joaquín León