AL llegar Halloween, la Fiesta de Todos los Santos y el día de los Fieles Difuntos, estamos abrumados por un sinfín de noticias terroríficas. Memento mori, no lo olviden. El mundo ya no es lo que era antes de la pandemia del Covid 19. Sin embargo, España parece Jauja. Aquí el Gobierno y la gente confían en un Estado omnipotente que no existe. Un Estado que resuelva todos los problemas de los ciudadanos, gracias a un Gobierno dividido, ahora entre los de Pedro y los de Yolanda. La realidad es diferente. Estamos ante el récord de inflación de los últimos 30 años, una crisis energética, una falta de mercancías, un mercado laboral ajeno a las necesidades, unas pensiones y subsidios insostenibles con el sistema actual. Tenemos hasta un volcán en la isla de La Palma. Pero en la calle no es obligatoria la mascarilla y dicen que el país va de maravilla.

En 1973 hubo una crisis mundial, originada por la subida de precios del petróleo. Ahora el petróleo está más caro, el gas está más caro, la electricidad está más cara… Se habla de un gran apagón. Han bloqueado el gasoducto en Marruecos. Y las energías renovables son insuficientes para abastecer la demanda. Todo eso repercute en la competitividad, para producir y exportar, y en el mercado laboral, que quieren reformar con unos criterios alejados de la realidad. Tenemos un paro juvenil endémico, unos mayores de 50 años a los que las empresas ya no contratan, una estacionalidad del turismo y el empleo, y una dependencia absoluta de la producción asiática.

La crisis de los contenedores de China ha llevado a un desabastecimiento de algunos productos, pero también de maquinarias y materiales para producir. Incluso para las mascarillas fabricadas en España compraron material y máquinas en China. El transporte marítimo se ha hundido por los precios de los contenedores, que han subido un 700%. El motivo es que antes iban cargados de ida y vuelta, pero ahora vuelven vacíos o no vuelven, porque aumentaron las importaciones y hay menos exportaciones.

Todas estas desgracias las apunto al azar, sin profundizar. Sirven de indicios para entender que la Jauja española se apoya en una gran mentira. No es posible garantizar a medio plazo el Estado del Bienestar que hemos conocido. Tampoco se puede resolver con un Gobierno incapaz, que se pelea entre sus dos bandos, sólo para seguir ellos en el poder. Ha llegado el cambio de la hora, lo único que cambia, y esta vez es para atrás. Mientras el público aspira a divertirse, por si acaso aparece otra pandemia.

José Joaquín León