SORPRENDE que algunos insensatos del centro derecha andaluz ya den por ganadas las próximas elecciones autonómicas. Hasta la primavera o el otoño de 2022 faltan los suficientes meses para ganarlas o perderlas. Por eso, es una memez plantear si Vox va a entrar o no en el Gobierno. Pudiera darse el caso de que no hiciera falta esa suma, porque hubiera una resta. Es más, yo veo amplias posibilidades de que el PSOE recupere el poder en Andalucía. Muy especialmente si se da por seguro que Vox va a entrar en la gobernación de la Junta. Tenemos ya experiencia de muchas elecciones para saber que las mayorías anunciadas, en casos de igualdad, se pueden remontar en una campaña.

El escenario andaluz no es favorable a un gobierno de PP y Vox. Si se da por inevitable, antes de votar, pierden seguro. El PSOE lo va a decir para recuperar apoyos, como es su obligación, pues no son tontos. Hasta ahora, en Andalucía, la estrategia del PSOE ha sido mejor que la del PP, como lo demuestra que gobernaron durante cuatro décadas, a pesar de las promesas incumplidas, corrupciones presuntas y el desgaste que causa el poder. Susana Díaz perdió la silla en 2018, pero fue la más votada, con 33 escaños. No le sirvieron por el buen resultado de Ciudadanos, que sumó sus 21 escaños a los 26 del PP para que Juanma Moreno sea el presidente, con permiso de Vox.

Actualmente, entre los 26 del PP (sin Ciudadanos) y los 12 de Vox tendrían 38 escaños en el Parlamento Andaluz. Es decir, la derecha andaluza, sin abrirse al centro, es difícil que supere los 40 escaños. Les faltaría pescar al menos 17 escaños en los caladeros del centro y el centro izquierda. Y si se vinculan a la extrema derecha, muchos votos del centro y el centro izquierda, que están en duda, se irán al PSOE. No es difícil con un candidato como Juan Espadas, que se puede poner el disfraz del corderito, mientras atiza el miedo al lobo de Vox.

Al PP, para seguir gobernando, sólo le queda una estrategia, que pasa por la moderación, por conseguir el voto útil del centro derecha, y por tener claro que la muerte política de Ciudadanos y la herencia de sus votantes es la clave para ganar o perder. Una lista conjunta de PP y Cs quizá no es mala idea, aunque sea como sumar a David con Goliat. Tiene el riesgo de perder la referencia de la marca, pero también se limpia el polvo del camino.

Para ganar deben hilar fino con las encuestas, que a veces se equivocan. Y entender lo principal: el PSOE no ha perdido aún, ni los votos se ganan antes de disputarlos.

José Joaquín León