CORREN buenos tiempos para el frente baronil. Me refiero al frente de los barones, que son también varones, con la excepción de Isabel Díaz Ayuso, a la que no se suele incluir en ese grupito por tres motivos: suena más raro lo de baronesa, se la considera más de derechas, y es poco creíble que Madrid sea una autonomía para reivindicar nada a favor de la periferia. Así las cosas, en el frente baronil tampoco se sitúa a Francina Armengol, la presidenta de Baleares, que está encantadísima de ser fiel a su jefe Sánchez. Cuando se escribe del frente baronil hay que tener cuidado, porque los correctores ortográficos son machistas, y te lo cambian a varonil, por su cuenta.

Ciertamente, con permiso de Igualdad, estos barones son varones. El frente está formado por los populares Juanma Moreno, de Andalucía, y Alfonso Rueda, de Galicia (que era el teniente de hermano mayor de Feijóo), y por los socialistas Emiliano García-Page, de Castilla La Mancha, Javier Lambán, de Aragón, e incluso Ximo Puig, de la Comunidad Valenciana, que se suele sumar a la hora de pedir más dinero en la financiación autonómica. Hay otros que estarían deseosos de entrar en el frente, pero no se les considera por diversos motivos, como que sus comunidades son uniprovinciales y eso suena a diputaciones.

El frente no incluye al País Vasco, ya que Iñigo Urkullu, a pesar de llevarse bien con algunos de esos barones, disfruta de un concierto que suena a Celibidache, es como música celestial, así que no entra en el reparto. Por el contrario, Pere Aragonés, el de Cataluña, en el ejercicio de su autodeterminación, no se suma al frente, ya que defiende la independencia pactada, y quiere que ERC gobierne sola, sin mayoría; o sea, que sigue con lo imposible.

Los barones del frente empezaron bajando impuestos de diferentes modos, para mosquear a Pedro Sánchez; mientras por otro lado reclaman más dinero para la financiación. Parece una contradicción, aunque no lo es, ya que se trata de obtener más dinero en el reparto del Estado, para continuar bajando impuestos a los vecinos de sus territorios. El siguiente paso debería ser la exigencia de una conexión directa de todos los aeropuertos españoles con Nueva York para que ningún alcalde se enfade.

El frente baronil es moderado, centrado, sosegado, templado y calculado. Busca las mayorías y huye de las tonterías. No saben si son de los suyos, o no, pero les da igual. Van a contra corriente con sus alianzas.

José Joaquín León