DESDE la noche del 23 de julio sólo se habla del poder de Cataluña para determinar la política española. Sin embargo, Andalucía dispone de 61 escaños, mientras que en Cataluña se distribuyen 48 y en Madrid 37. Sucede, además, que Andalucía es la comunidad que ha aportado más diputados al PP y al PSOE, pero no fue decisiva. El PP consiguió 25 en Andalucía, 16 en Madrid y 6 en Cataluña. El PSOE obtuvo 21 en Andalucía, 10 en Madrid y 19 en Cataluña. Entre las tres, suman 47 del PP y 50 del PSOE. El sanchismo se ha atrincherado en Cataluña, como se ha explicado, porque el PP le ganó con una diferencia de 4 en Andalucía y de 6 en Madrid, pero el PSOE le endosó 13 de diferencia al PP en Cataluña.

En Andalucía, además, Vox consiguió 9 escaños y Sumar se quedó en 6. El bloque de centroderecha llegó a 34 escaños (superando la mayoría absoluta, que eran 31) mientras que el de izquierda no pasó de 27. La diferencia fue de 7 a favor del centro derecha. Pero en Cataluña la diferencia de bloques fue de 32 escaños a favor de PSOE, Sumar, ERC y Junts. Volvemos al principio: lo consiguieron a pesar de que en Cataluña reparten 13 escaños menos que en Andalucía. Y aún hay más diputados socialistas andaluces que catalanes (21 a 19), a pesar del avance del PSC y el declive del PSOE-A.

Lejanos quedan los tiempos de Felipe González, cuando el PSOE empezó a tener en Andalucía su principal granero de votos. La quiebra llegó a partir del caso de los ERE, con una pérdida de votos que desembocó en el primer Gobierno autonómico de Juanma Moreno, formado por el PP en coalición con Ciudadanos. Después ya se sabe que el PP alcanzó una histórica mayoría absoluta en 2022. Y el 23-J volvió a ganar el PP en Andalucía. Aunque el PSOE y Vox le estropearon el resultado a Feijóo, si se compara con lo ocurrido un año antes en las autonómicas con Juanma.

En el 23-J, el PP, por sí mismo, no consiguió la mayoría absoluta en Andalucía. Ni tampoco, con sus 25 escaños, aventajó al bloque de PSOE y Sumar, que llegó a 27. Sólo sumando los 9 escaños de Vox llegaría a una mayoría en Andalucía. Pero todo quedó distorsionado por el resultado de Cataluña. Así Junts y ERC se han encontrado la llave, a pesar de sus malos resultados, inferiores a los de 2019. Y ese es el gran error de Sánchez: premiar al independentismo cuando está en su peor momento del siglo XXI. Un engaño histórico. En España no se votó que se arrodille ante Puigdemont.

José Joaquín León