NO es cierto que Pedro Sánchez haya dado un golpe de Estado para seguir como presidente del Gobierno. Decir eso es una necedad. Tampoco se puede considerar ilegal su investidura, porque la alcanzó con mayoría parlamentaria. Y, por cierto, la hubiera ganado también con la abstención de Junts (por 172 a 171), gracias al voto canario. No se le puede negar a Pedro Sánchez su habilidad de malabarista para adquirir votos a cambio de prebendas. No es ilegal. Pero tampoco se puede considerar legítimo. Porque gobernará pagando el peaje de una amnistía que rechazan la mayoría de los españoles y que no ha sido sometida a consulta en las urnas.
Una vez descartadas las elecciones en enero de 2024, hay que decir que en este país sí se puede convocar un referéndum sobre la amnistía. Es posible, y es constitucional. El artículo 92 establece que “las decisiones políticas de especial trascendencia podrán ser sometidas a referéndum consultivo de todos los ciudadanos”. Y añade que el referéndum “será convocado por el Rey, a propuesta del presidente del Gobierno y previamente autorizado por el Congreso de los Diputados”.
En España hubo referéndums incluso en los tiempos de Franco. ¿Por qué no se puede convocar para la amnistía? Sería lo más justo y democrático. En la campaña, Sánchez dijo que no concedería amnistía a Puigdemont. Ergo, si ahora piensa lo contrario, debería pasarlo por las urnas. Y si gana, estaría legitimado para aplicarlo. Y si pierde, lo coherente sería que dimitiera y hubiera nuevas elecciones. Sánchez no debe olvidar que ha engañado a la gente.
Un referéndum es democrático. ¿Y por qué no lo es para la autodeterminación? Ante todo, porque la Constitución establece la “indisoluble unidad” de España. Y, además, tampoco sería justo. No puede serlo un referéndum para la separación de Cataluña en el que voten sólo los catalanes, ya que afecta a todos los españoles. Se privaría del derecho al voto a la mayor parte de los afectados. Por otra parte, ¿dónde está el límite de la autodeterminación? ¿Sólo en Cataluña para los catalanes? Estamos en la Europa del siglo XXI. No se puede vivir en repúblicas de taifas.
Sánchez ha llegado al cargo retorciendo las reglas del juego, con truculencias, aunque sea legal. Es un manipulador sin escrúpulos ideológicos. Por eso, no confían en él ni los partidos que le han votado. No podrá aguantar toda la legislatura.
José Joaquín León