OTRA vez se ha demostrado que encuestador, economista y periodista son profesiones con poco futuro. Ya se vio en el Brexit, y en más cosas. Donald Trump ha ganado las elecciones americanas con las encuestas en contra: auguraban que Hillary Clinton había “remontado” en los últimos días, después de que disminuyeran los 12 puntos de ventaja que algunos le habían otorgado. Trump ha ganado con el Ibex 35 y el Dow Jones (que es la versión neoyorquina de la Bolsa)  en contra y lanzando amenazas de caos. Y ha ganado con los medios de comunicación americanos en contra, empezando por The New York Times y otros periódicos a los que copian en el resto del mundo.

Por si fuera poco, apareció Pedro Sánchez por Washington, supuestamente para apoyar a Hillary Clinton, que estaba en Nueva York. Cuando se dio a conocer, empezamos a temer lo peor. Este hombre lleva una mala racha y es un gafe acreditado. Ha conseguido dos veces los peores resultados de la historia del PSOE, lo han echado de la secretaría general, ha roto su partido, ha encumbrado a Podemos, tiene una conjunción astral horrorosa en los últimos meses... Y, para colmo, acude a apoyar a Hillary Clinton en las vísperas del descalabro. Esas bases buenas, si se quieren cargar al pobre PSOE, ya saben quién es su hombre.

También se ha sabido que a Hillary no la han votado ni los suyos. Trump ha ganado en Pensilvania, donde los republicanos no vencían desde 1988. El resultado final de votos electorales (290 a 228) no ha sido por los pelos de Donald. Se intuía que Hillary era mala candidata, pero se ha revelado que era peor, demasiado odiada en su país. También se ha visto que Obama caía mejor fuera de los EEUU que dentro. Cumplió menos de la mitad de sus promesas. Aún así, era un campeón al lado de estos dos.

Ahora resulta que ese candidato llamado Donald (como el pato), que hasta ayer era un fascista, un machista, un sádico para los inmigrantes, un chulo y un guarro ha pasado a ser menos malo de lo que parecía. En el poder no se comportará igual, advierten. Ustedes ya no se acuerdan, pero es lo mismo que dijeron de Hitler, que también ganó unas elecciones. Trump no es como Hitler, claro, pero tampoco se va a reconvertir en un Obama blanco y con peluquín rubio. Hará lo que pueda y lo que le dejen. Vendrán tiempos duros para Europa, porque Trump ha defendido el Brexit y a Putin. Además, esto le dará ideas raras a otros semejantes.

El mundo ya no será lo que era, eso seguro, y puede que sea un poco peor.

José Joaquín León