HOY se cumple un año de aquel 20-D que abrió la etapa de la nueva política. Después de cuatro años de Gobierno de Rajoy, con mayoría muy absoluta, se quedó el Congreso de los Diputados que no lo reconocía ni la madre que lo parió. Seis meses después llegaron las segundas elecciones; y se había amenazado con las terceras para el domingo próximo, día de Navidad. Como todo el mundo sabe, se evitó a tiempo. Y a día de hoy sigue Rajoy, aunque muy dialogante. En un año aprendió que hay que pactar hasta con los leones del Congreso. De manera que el PP, siendo los mismos, ya no es lo mismo. Ni los demás tampoco.

Fíjense lo que ha cambiado España en el año 2016. Por consiguiente, es difícil intuir lo que ocurrirá en 2017. Fíjense que Pedro Sánchez estuvo varios meses presumiendo con el no es no, y ahora ya no lo quieren ni los de su sector, que ha pasado a ser crítico, frente a los oficialistas de Susana Díaz, que impulsaron la autoridad soy yo de la gestora. Fíjense que Pablo Iglesias ha pasado de tener a su lado a Iñigo Errejón como monigote de confianza a no quererlo ni en pintura; mientras que en Andalucía dos compañeras de Teresa Rodríguez en el Parlamento, llamadas Carmen Lizárraga y Esperanza Gómez, intentaron el sorpasso a la portavoz y les salió el tiro por la culata. Y, por último, está Ciudadanos que podría tener dos o tres ministerios en Madrid y dos o tres consejerías en Sevilla, pero han dejado a Albert Rivera entre el poder y la oposición, y a Juan Marín ídem de ídem. Siendo influyentes y decisivos, según dicen ellos.

Un año después todo ha cambiado para que la vida no siga igual, sino parecida. ¿Habrá elecciones en 2017? A Mariano se le escapó un lapsus en una reunión con los amigos. Con razón se dice que no hay que beber demasiado en las comidas de empresas, que después se suelta lo que uno piensa y no termina la fiesta en paz. Un año sin elecciones sería rarísimo. Así que tengan cuidado, que ahora hay más ateos y no conocen la parábola de las vírgenes necias. No sea que les pase lo mismo y los sorprendan de cualquier manera, cuando venga el señor con las urnas, sin saber el día ni la hora.

Por otro lado, nos advierte el Tao Te King de la sabiduría china: “Quienes pretenden ser alguien no alcanzan nada”. En este año lo hemos visto. Los líderes de la nueva política se querían cargar a Rajoy. Y, al paso que vamos, dentro de un año, puede que Mariano sea el único superviviente de aquella cuadrilla del 20-D. Todos soñaban con llegar al poder. La diferencia era que el otro ya había llegado. Y se puede permitir un lapsus, según las encuestas.

José Joaquín León