OTRA vez se ha demostrado que encuestador, economista y periodista son profesiones con poco futuro. Ya se vio en el Brexit, y en más cosas. Donald Trump ha ganado las elecciones americanas con las encuestas en contra: auguraban que Hillary Clinton había “remontado” en los últimos días, después de que disminuyeran los 12 puntos de ventaja que algunos le habían otorgado. Trump ha ganado con el Ibex 35 y el Dow Jones (que es la versión neoyorquina de la Bolsa)  en contra y lanzando amenazas de caos. Y ha ganado con los medios de comunicación americanos en contra, empezando por The New York Times y otros periódicos a los que copian en el resto del mundo.

LAS elecciones presidenciales de los EEUU se están viviendo aquí incluso con más atención que en Manhattan. Es como si todos fuéramos norteamericanos durante uno o dos días. En esta ocasión, la expectación está justificada. Los demócratas y los republicanos han rivalizado para elegir a los peores candidatos que tenían a mano. Hillary Clinton no es como Obama, por más que aquí la presenten como una dirigente muy preparada y una líder del feminismo mundial. Ni se podía escoger un candidato republicano más friki y chusco que Donald Trump, que para colmo provoca arqueadas en el resto del mundo. La cuestión consiste en elegir entre lo malo o lo peor.

ASÍ como Johnny cogió su fusil (en la película de Dalton Trumbo), Pedro Sánchez ha cogido su coche, y se irá por las Españas a ver si remata la eutanasia del PSOE. La primera parada fue en el programa de Jordi Évole, un sitio de confianza. Allí se aclaró que lo suyo ha sido una conspiración judeo masónica del Ibex 35, el diario El País y Susana Díaz. Pedro odia al PSOE de Andalucía, del que recuerda que apoyó a Zapatero en tiempos de Chaves. Olvida que Zapatero tenía como responsable de la economía a Pedro Solbes, que le daba confianza al Ibex 35. Aunque no descubrió la crisis a tiempo. Zapatero tampoco era como Pedro Sánchez, que se ha convertido en el monaguillo de Pablo Iglesias, y lo quiere llevar bajo palio, de tú a tú, echando incienso hasta la Moncloa.

NO lo dirán con claridad, pero el nuevo Gobierno de Mariano Rajoy seguirá en funciones mientras dure. Cambiarán unos ministros y seguirán otros. Sorayita o Mari Loli. ¿Y qué? En contra de lo que están diciendo, el PSOE no va a permitir que gobierne el PP, estén tranquilos sus militantes negativos, porque es imposible hacerlo con 137 diputados. Ni siquiera se puede aprobar un presupuesto sin negociarlo. Así que será un Gobierno como en funciones, ya sin el corsé de las terceras elecciones, pero de corto alcance. Olvídense del rodillo y de imponer el programa electoral. Ni siquiera Ciudadanos, que ha pactado previamente unos acuerdos, les ofrecerá un apoyo firme.

DESDE un punto de vista teórico, las terceras elecciones parecen una barbaridad, pero desde un punto de vista pragmático posiblemente sería lo mejor. Se comprobaría el impacto real que han tenido las paridas de los últimos meses en el electorado. La situación no es la misma, por lo que tampoco es seguro que los resultados fueran idénticos, ni siquiera parecidos. Se votaría el 18 de diciembre, sin miedo a una indigestión de polvorones; esto es, dos días antes que el 20-D de 2015. El cansancio del elector tampoco me parece tan agobiante. Hay que ser muy flojo para cansarse por votar tres veces en un año. Yo voto cerca de donde vivo, y paso por la puerta del colegio muchos días. No se pierde tanto tiempo.