VUELVE el Pregón de la Semana Santa en la mañana del Domingo de Pasión. Aún no ha terminado la pandemia, pero ha llegado el día. A Julio Cuesta lo nombraron pregonero en el otoño de 2019. Debía pronunciar su pregón en la Cuaresma de 2020, pero lo impidió el coronavirus. Tampoco fue posible en 2021, ya que el Consejo optó por una antología de pregoneros, entre los que participó el propio Julio Cuesta. En 2021, algunos pensaban que era preferible organizar el Pregón, aunque no salieran pasos a las calles en Semana Santa. Ya no estábamos confinados, como en 2020. Sin embargo, el Consejo consideró que podía quedar raro pregonar una Semana Santa que no se viviría como es costumbre. En todo caso, hubiera sido un Pregón atípico. Pero hoy no tiene sentido especular sobre aquello.

El Pregón de la Semana Santa de 2022 se organiza en el Teatro de la Maestranza, con la limitación del uso de la mascarilla, que sigue siendo obligatoria en espacios cerrados. Será el primer Pregón de la Semana Santa con mascarillas, y ojalá pudiéramos añadir que será el último. El Pregón se espera con más interés que otros años. Porque desde 2019 no se cumplía el ritual del Domingo de Pasión. Y también por lo que ha sufrido el pregonero.

Estos dos años y pico han tenido su parte buena y su parte mala para Julio Cuesta. La parte buena es la de costumbre: se trata de un alto honor. Las hermandades y tertulias le convocaron a los ritos que rodean al pregonero. Julio ha invitado dos veces en su casa, en el agasajo de las autoridades, y ha vivido un cambio de arzobispo y otro de alcalde, de un año para otro, siendo pregonero. Empezó con Juan Espadas y con monseñor Asenjo; y ha terminado con Antonio Muñoz y monseñor Saiz.

La parte mala es que ha sufrido por las contingencias imprevisibles. Ha escrito al menos dos pregones, porque quería ajustarse al momento histórico, y los ha reelaborado. Tirar un Pregón de la Semana Santa de Sevilla, porque ya no sirve, es doloroso. Tiene mucho valor que haya aguantado el tirón, con esa gallardía, entereza y amabilidad que le caracteriza.

El Pregón también se espera con interés precisamente por Julio Cuesta. Es una institución en Sevilla. Como cofrade, desempeñó una buena gestión en la tesorería del Consejo de Hermandades. Y su trayectoria profesional le permitió ser uno de esos personajes a los que conocen todos los sevillanos, o casi todos. Su gestión en la Fundación Cruzcampo es inolvidable: supo convertirla en un faro cultural y social para los sevillanos, en particular, y para los andaluces, en general. Una gestión con alma, que echaba raíces en la ciudad. No se basó sólo en el marketing, sino en el sentimiento y en el cariño, en el apoyo generoso a la cultura y las costumbres sevillanas.

Julio Cuesta es un pregonero muy querido. Su voz será escuchada con atención, respeto y admiración. Por fin ha llegado su día, ese día que parecía tan difícil que llegara.

José Joaquín León