MAÑANA, 13 de junio, día de San Antonio, se cumplen tres años desde que Juan Espadas fue elegido alcalde de Sevilla. Puede que fuera un milagro, ya que el candidato del PSOE no había ganado. San Antonio es un santo con fama de milagroso. Entre todos los que he visto, el más admirable me pareció el de Lisboa (donde nació), con esos recuerdos impresionantes de las muchachas portuguesas que le pedían novio. San Antonio era el santo casadero, incluso para las señoritas más desesperadas, algo que hoy suena de un machismo irresoluble. Antes se decía que una treintañera sin novio se había quedado para vestir santos. Y hoy en día, para vestir un santo, se dan puñaladas mil vestidores. Y por el novio no se preocupa ninguna feminista.

Eso no le quita méritos a San Antonio, ni en Lisboa, ni en Padua. Tampoco en Torreblanca,  ni en su templo de la calle San Vicente, de donde sale en procesión. Con todo eso recuerdo el milagro de San Antonio en 2015, cuando dos partidos alérgicos a las procesiones, Participa Sevilla e Izquierda Unida, votaron como alcalde a Juan Espadas para que envíe guardias incluso a las cruces de mayo más peregrinas.

En estos tres años Espadas ha triunfado a su modo. Algunos dicen que no hace nada. Y no ha dejado unas setas como las de Monteseirín (menos mal), ni una Alameda dura, pero ha conseguido prodigios, como semipeatonalizar la calle Mateos Gago mientras siguen pasando coches y motos, incluso con riesgo de atropellos. Y ya veremos las obras del Greco, que serán el colofón del Año de Murillo. El bulevar de la calle Amor de Dios todavía no se ve tampoco, pero hay que tener paciencia. Sin embargo, Beltrán Pérez y los del PP no paran de ver ratas por todas partes, y las buscan como si fueran reliquias. Barrio a barrio, puerta a puerta, verso a verso… A ver si le dan coba y remontan, y forman pareja con Ciudadanos, que se deja querer.

Espadas ha apostado por el turismo de lujo, mientras le critican el turismo de chanclas. Espadas habla de la ciudad más limpia del mundo, mientras lo acusan de que está más sucia. Espadas tiene contentos a casi todos, mientras protestan por todas partes. Espadas le hace un guiño a la derecha con los votos de la izquierda. Espadas es el primero en las encuestas y se le presenta como el favorito. Pero le queda todavía el último año. Ha llegado la hora de la verdad, y también ha  llegado Pedro Sánchez, con el consiguiente peligro.

José Joaquín León