SON curiosas las vueltas que da la vida. Hoy puedes estar aquí, mañana allí y pasado nunca se sabe. En las vísperas del debate de la ciudad, el nuevo delegado del Gobierno, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, visitó al alcalde, Juan Espadas, en el Ayuntamiento. Acudía Celis como si fuera un embajador de Pedro Sánchez, o algo así. Espadas lo recibió y le pidió que le organice una reunión con el ministro Ábalos para el Metro. Todo era como una película cómica. Porque, en realidad, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis tiene una experiencia municipal importante, sabe casi lo mismo (o más) que Espadas. Celis fue el hombre fuerte de Monteseirín durante siete años. En otras circunstancias, hubiera sido el sucesor natural para la Alcaldía.

En estas historias, los personajes van cambiando de posición, pero son los mismos. El Metro depende del Gobierno central, la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento. Ahora los tres están gobernados por el PSOE, y ya no es como antes.

Ahora el delegado del Gobierno (y pudo ser ministro de Fomento, según los quinielistas) es Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, que en ocupaciones anteriores fue el concejal portavoz de Monteseirín, su responsable del Urbanismo y de casi todo. Pasó como el hombre que dio vida al Metro-Centro o tranvía. La presidenta de la Junta, Susana Díaz, fue concejala con Monteseirín en la primera hornada, cuando llegó en 1999, y estuvo hasta 2004, cuando pasó a ser diputada del Congreso. Durante cierto tiempo, la señora Díaz coincidió como concejala con el señor Celis. Algunos dicen que ahí empezó todo.

Sin embargo, Juan Espadas, alcalde de Sevilla desde 2015, nunca fue concejal con Monteseirín. Pagó las consecuencias del anterior alcalde en 2011, cuando se quedó en la oposición. Pero Espadas venía de la Junta de Andalucía, donde había ocupado diversos cargos técnicos, antes de ser consejero de Vivienda y Ordenación del Territorio desde 2008 a 2010. Ahí empezó a destacar por su buen talante.

Como se puede apreciar, hay unas rotaciones tremendas. El mismo que un día está allí, aparece aquí unos años después. La misma que estaba aquí aparece allí. Y el otro va apareciendo y desapareciendo. Dijeron que si se iba Susana a Madrid la podría sustituir Juan en San Telmo. Ahora otros dicen que Alfonso mira de reojo el sillón de la Plaza Nueva… y el de San Telmo.

Pero nada se sabe del Metro.

José Joaquín León