A Sevilla le interesa el calor en verano. No hay ninguna duda. El mes de julio salió más fresquito que otros años, y frenó la ocupación hotelera en las costas más próximas. De rebote, el fresquito perjudicó a Sevilla, donde pernoctan algunos turistas antes de irse a las playas de Málaga, Cádiz, Huelva o el Algarve portugués. En la realidad, Sevilla también tiene playas, pero no las anuncian. Cuando Antonio Muñoz habla del turismo en la ciudad, con los nuevos hoteles de cinco y cuatro estrellas, podría dejar un hueco para el segmento de playa. Sevilla no es tan de secano como Madrid o Valladolid. En Sevilla te puedes bañar en el mar, un par de horas después de visitar el Alcázar. Y, por la noche, regresar para cenar en un velador del barrio de Santa Cruz, por hacer algo típico.

 

Sevilla podría incorporarse al turismo de playa en los paquetes de los hoteles. Sólo consiste en adaptarse a la realidad. El 15 de agosto puedes ver a la Virgen de los Reyes en su procesión y después bañarte en una playa esa misma mañana. En vez de construir playas artificiales (Sevilla no es París, ni siquiera Madrid, en cuya autonomía hay una playa falsa con bandera azul) deberían potenciar y facilitar los viajes a las auténticas. Igual que Tussam viaja a Sevilla Este, podría inaugurar nuevas líneas a Matalascañas, Punta Umbría, Chipiona o Rota. Ya lo sé, sería competencia desleal con los autobuses interurbanos. Pero, más o menos, se tarda lo mismo.

De modo que si Juan Carlos Cabrera descansa merecidamente bajo una sombrilla en Chipiona es como si estuviera en un velador de la Alameda. No pertenece a su distrito, pero queda cerca. Sería oportuno conseguir un congreso sobre el turismo de playa en Sevilla, donde se explicaran estas cosas y algunas más. En los países avanzados todo lo que está a menos de 150 kilómetros de distancia se considera metropolitano. Vivimos en un mundo diferente al de hace 50 años, cuando todavía se hablaba del canal Sevilla-Bonanza.

Por eso, es muy importante facilitar los desplazamientos. Por eso, es mejor despejar los atascos en los puentes y ampliar ya el del Centenario que resignarse a soportarlos, a la espera de que algún día disminuya con los supuestos túneles de la SE-40. Por eso, se debe entender que la movilidad en verano aumenta. Miles de personas van y vienen a las playas cercanas a Sevilla en el día. También hay que adaptar las carreteras y los puentes a la realidad.

José Joaquín León