LA huelga de los funcionarios del Ayuntamiento de Sevilla se puede considerar equivocada, incluso contraproducente. Según los datos aportados por el Ayuntamiento, el seguimiento ha sido tan flojo que parece una convocatoria organizada a  mayor gloria del alcalde Espadas. A huelgas con esa participación se apunta cualquier empresario. Y para más sarcasmo, dicen que el área municipal con más huelguistas fue el cementerio (a principios de noviembre), donde se sumaron 15 de los 86 empleados. Si fue ahí donde pusieron más entusiasmo, es como para que los convocantes de CCOO, UGT, CSIF y SEM reflexionen.

Los datos municipales parecen expuestos con un cierto espíritu burlesco.  Resultó que en Servicios Sociales la adhesión fue del 1%, igual que en Empleo. Y que en Recursos Humanos, Hacienda y Centros de Atención Integral a la Mujer fue nulo. Se podría decir, por resumir, que el funcionario municipal no está decidido a seguir huelgas, ni siquiera cuando falta menos de un mes para las elecciones andaluzas. Porque el funcionario y la funcionaria son como son, y están como están, pero también saben lo que hay en juego.

La huelga de funcionarios municipales ya venía precedida de muy mala prensa. En esta ciudad existen malpensados que no pierden ocasión. El funcionario y la funcionaria, en líneas generales, provocan la envidia de quienes no lo son. Es decir de otros trabajadores y trabajadoras que no han recuperado lo que perdieron, y trabajan un número de horas semanales peor delimitado. Por el contrario, al funcionario municipal le han devuelto la jornada laboral de 35 horas desde el 1 de noviembre y le han subido las retribuciones el 1,75%, con la promesa de llegar al 2,05%, que es el máximo permitido.

Los funcionarios municipales se quedan así en una encrucijada: a unos les parecen privilegiados, cuando en realidad las circunstancias están cambiando. Pero hay algo que permanece inmutable, y es la capacidad demagógica para jugar con el personal. Por un lado, para aprovecharlo como ariete electoral en unos tiempos delicados, con urnas a la vista. Por otro, según las declaraciones de la concejala de Recursos Humanos, Clara Macías, del PSOE, para culpar al PP de todo lo malo que han heredado mientras Beltrán Pérez los critica.

Así lo mejor es lo que hicieron los funcionarios: pasar de una huelga que la gente no entiende. En 2015, casi la mitad de los jóvenes andaluces preferían ser funcionarios, pero en los últimos informes ya sólo quiere en torno al 25%. No asusten a las criaturitas, que van a salir empresarios.

José Joaquín León