ESTABA cantado, sin necesidad de coro, que el cardenal Carlos Amigo Vallejo iba a tener una calle en Sevilla. Y que sería lo más pronto posible, pues ha tardado demasiado. En realidad, el único problema era dónde. No se trataba de un asunto menor. No es lo mismo que dediquen una calle en un polígono industrial apartado de la civilización hispalense, que en un barrio de los de menos renta de España, o en un lugar céntrico donde el metro cuadrado de calle se trocea y se cotiza por las nubes. Además de que el personaje, felizmente, está vivito y predicando. Casi tan activo de emérito como cuando ejercía de oficio en sede. Se trataba, pues, de un asunto peliagudo.

Se ha resuelto de una forma decorosa: abriéndole un hueco en lo alto de la Cuesta del Rosario, a la vera de San Isidoro. Ese templo que restauró la Junta, a largo plazo, gracias a él y a José Luis Peinado Merchante, no lo olvidemos tampoco.

La iniciativa venía de antiguo, comandada por Paquili Carrera, que primero lo intentó en El Cerro del Águila, barriendo para casa. Al final, por las dificultades del caso, el cardenal Amigo Vallejo no ha sido vecino de calle del Bizco Amate, que tiene una glorieta por allí. En esto han dado un buen capotazo Miguel Bazaga y Luis Duarte, que son los hombres de confianza del teniente de alcalde, Juan Carlos Cabrera, para que le hagan los quites pintureros en el mundo religioso y capillita de la ciudad, que tanto cuidan. De modo que esta propuesta la presentó el PSOE en la Junta del distrito del Casco Antiguo, mientras otros compañeros de Madrid hablaban de Franco y la Almudena. Y aquí, con la boca pequeñita, de la tumba de Queipo de Llano, la especialidad de Izquierda Unida.

Amigo Vallejo mantiene amistad con el Papa Francisco desde los tiempos de Bergoglio en Buenos Aires. La propuesta de la plaza se aprobó por unanimidad. Ya veremos en el pleno municipal, donde votan también los más laicos. Como siempre hay gente maledicente, algunos ya me han contado que al cardenal Amigo le han dedicado una placita (recoleta, eso sí), mientras que el cardenal Bueno Monreal tiene una avenida estupenda al lado del nuevo Seminario. Una avenida como Luis Uruñuela o Manuel del Valle, aquellos alcaldes. Y que al cardenal Amigo Vallejo le hubiera quedado mejor una avenida romana cerca del palacio  de San Telmo.

También se hubiera prestado a comentarios. Aparte de que la Sevilla/Sevilla de toda la vida es la de puertas adentro. Es mejor que dejen al cardenal con su plaza nueva junto a San Isidoro. Se lo merecía ya. Por la esquina pasan muchas cofradías.

José Joaquín León