ESTAMOS en la semana del fin de curso cofrade. Esta vez no terminó en junio, sino que se abrió un paréntesis. Muchos asuntos aguardan en el congelador, se habla menos del Martes Santo al revés o al derecho, o de la Madrugada a la que ya sólo le faltan drones vigilando cada cortejo. No es por casualidad, sino porque el jueves los 124 hermanos mayores decidirán entre el actual presidente en funciones, Antonio Pîñero, y el actual tesorero, Francisco Vélez, para saber quién es el próximo presidente del Consejo de Hermandades y Cofradías. Está por ver quién se come los polvorones en el cargo, que será el mismo que se coma los marrones que le esperan.

En las hermandades y cofradías también hay momentos que son como oasis de lo que no se debe perder, gracias a Dios. En la tarde del domingo salieron las procesiones marianas del Amparo y Todos los Santos, que permitieron el reencuentro con las mejores Glorias de la ciudad. Cuando se critica a las hermandades letíficas (a las que algunos menosprecian porque han decidido elecciones del Consejo), en esas dos procesiones pudimos ver dónde se quedó el canon, dónde se refugia la belleza, dónde se transmite la verdad de unas devociones añejas que trascienden el tiempo.

El Amparo avanzando en la noche prematura de noviembre, de El Silencio al Santo Entierro, que la esperaban en las puertas de sus respectivos templos. Humo de incienso subiendo junto al humo de un puesto de castañas. Otoño que dejó atrás a los difuntos y acoge el eco de una marcha fúnebre, que emociona en primavera, y que en noviembre suena más profunda.

La Virgen de Todos los Santos, más allá de la Alameda, frente a la capilla del Carmen de Calatrava, con su leyenda de amor en ese paso inconfundible donde los santos son niños pequeños ante la grandeza de la Madre  y del Hijo. La Reina de Todos los Santos vuelve por Feria hasta la puerta ojival. Calles llenas. Son procesiones de las más auténticas, como dos reliquias.

Cuando todo ha pasado, cuando se quedan en silencio la Magdalena y Omnium Sanctorum, es cuando de verdad acaba el ciclo anual de las procesiones de Sevilla. Pero  este año es diferente. Volvemos a hablar de los temas mundanos. Queda este colofón estrambótico de la demoscopia cofrade. Que si va a ganar Paco, pero por poco, según Sierpes-Dos. Que si Antonio lo tiene a punto, según Palcoscopia...

Días de pronósticos, de votos prometidos a los dos candidatos, de resultados imposibles de adivinar que se resumen en el tópico: está igualado. Sabemos que, al final, el que gane será nuestro presidente.

José Joaquín León