GRACIAS al CIS precocinado y a las torpezas de Pedro Sánchez, el PSOE ha fracasado en estas elecciones andaluzas. En la noche de ayer, a Susana Díaz se le quedó la carita de Javier Arenas en 2012. Amarga victoria. El bloque del centro derecha y la derechona cuenta con mayoría para gobernar y propiciar un cambio cuando han pasado 37 años desde el 28-F. O, por decirlo al revés: el bloque del centro izquierda y la izquierda unida al populismo se hunde y es insuficiente para formar una nueva mayoría. Lo que ocurrió ayer en Andalucía no es normal. Se explica por la alta abstención y por la torpeza del PSOE, que ha alimentado la irrupción de Vox. Lo han convertido en el partido de moda, el partido heavy de los cabreados,  el partido de los que están hartos de Pedro y Pablo. Y así, con las leyes de Hondt, resulta que ha perjudicado al PP, sí, pero el PSOE pierde el doble.

¿Por qué ha tenido la culpa el CIS? Por lanzar una encuesta increíble, que muchos nos tomamos a cachondeo y que, al final, ha sido letal para el PSOE. Al decir que volverían a ganar, en el entorno de los 45 escaños, y que alcanzaría una mayoría holgada con Adelante Andalucía han desmotivado el voto de izquierda. Los abstencionistas proceden sobre todo de ahí. La opción de que Vox tuviera representación se presentó como una puñalada trapera al PP. Sin embargo, la campaña de Juanma Moreno ha sido bastante meritoria. Engullido como en un sándwich entre Ciudadanos y Vox, ha perdido siete escaños, pero queda segundo en Andalucía y al PSOE le ha salido el tiro por la culata. Alimentaron a la bestia y desmotivaron a los suyos.

Siempre les quedará Sevilla, convertida en la reserva espiritual de la izquierda. En esta provincia ha quedado el PSOE primero y Adelante Andalucía segundo. Lo de esta confluencia también es significativo. Peor unidos que desunidos. ¿Y por qué? Pues comparen los resultados de Sevilla y Málaga: se equivocaron. Antonio Maíllo es mucho más solvente como cabeza de cartel que Teresa Rodríguez, a la que se le nota todo. También han pifiado.

El voto del litoral andaluz y las capitales ha decidido las elecciones. Ya lo escribí en la campaña: es el voto que decide. Ciudadanos ha mejorado mucho, pero sólo le ha dado el sorpasso al PP en Sevilla y en Cádiz, el territorio de la manzanilla de Sanlúcar. En conjunto, el escenario es como un sueño para el PP y y para Ciudadanos, si bien para gobernar necesitan un pacto tripartito con Vox… O que los deje el PSOE. El cambio ha llegado a Andalucía. Pero gobernar con estos resultados es como comerse un caramelo envenenado.

José Joaquín León