AUNQUE la fiesta de los Santos Inocentes se celebra el 28 de diciembre, este año la han anticipado. Parece que Herodes estaba con prisas, y mañana mismo, 27 de diciembre, van a elegir la Mesa del Parlamento de Andalucía. Poner la mesa es el primer paso para servir la vuelta de la tortilla. A eso me quería referir. Este año no hacen falta inocentadas, sino que las mejores nos vienen dadas por la  realidad. ¿O no es una inocentada que el PSOE pierda la presidencia de la Junta de Andalucía? Si se hubiera publicado hace un mes, en la campaña, no lo hubiera creído nadie.

¿Era una inocentada la encuesta del CIS? ¿Era una inocentada que Susana Díaz conseguiría alrededor de 45 escaños? ¿No olieron en el guiso que iba a perder 14 escaños? Y que el PSOE se quedaría sin la presidencia de la Junta cuando el centro y la derecha andaluza se presentaban más desunidos y fragmentados.

¿Es una inocentada que Juanma Moreno sea presidente de la Junta, incluso con siete escaños menos de los que tenía en la oposición? ¿Es una inocentada que Juan Marín quisiera ser presidente, después de quedar tercero y no adelantar al PP, que pasaba por su peor momento? ¿Y no es una inocentada que Podemos e Izquierda Unida se unan, se disfracen de andalucistas, y consigan resultados peores que cuando iban separados?

¿Y no es una inocentada que Vox entre en el Parlamento de Andalucía con 12 escaños? Una docena de diputados para Vox, a los que presentan como apestados, sin entender que esas criaturas también son hijos de Dios. Puede que estén a la extrema derecha, pero hay otros que están a la extrema izquierda. ¿O no es una inocentada que los antifascistas salgan a las calles para protestar por el resultado de unas elecciones democráticas?

Inocentada es que el Metro de Sevilla dependa ahora del PP y de Ciudadanos. Inocentada es que el tranvía haya sido frenado en seco, cuando Juan Espadas ya era feliz y se comía la perdiz. Inocentada es que los de Vox digan que se van a cargar Canal Sur, y a la semana siguiente defiendan el programa de los toros y el de Juan y Medio. Inocentada es que la Ciudad de la Justicia dependa de quienes la pedían. Inocentada es que todos los altos cargos, los enchufados, los observadores, los que pasaban por allí para ver qué hay de lo suyo, ahora sean las víctimas de la tortilla quemada. Inocentada es que se queje del pacto el PSOE, que se ha hartado de pactar para fastidiar a los que ahora pactan.

Tantas inocentadas a destiempo no las recuerdan ni los más viejos del lugar.

José Joaquín León