SÓLO hay un asunto que puede unir a todos los partidos políticos en Sevilla: el fútbol. Es decir, no tocar los sentimientos de los hinchas del Sevilla y el Betis. Hasta ahí podíamos llegar. Los cinco grupos municipales han firmado una moción, en la que se establece como punto único que el estadio Sánchez Pizjuán sólo podrá tener uso deportivo, y por consiguiente queda al margen de cualquier intentona golpista con fines especulativos. Fin de la cita, y a otra cosa mariposa. Es decir, existen cero posibilidades de trajinar con el estadio del Sevilla FC. Pase lo que pase con las acciones y sus dueños.

El tema es digno de estudio, precisamente hoy, festividad de los Santos Inocentes, cuando podrían aparecer infinidad de noticias falsas. Pero como las fake news ya forman parte del menú, y como las noticias verdaderas parecen increíbles, ningún periódico publica ya inocentadas. Las de hoy serían ingenuas, al lado de noticias del siguiente porte: “El cambio llega a Andalucía”. “Juanma Moreno Bonilla, del PP, será el presidente de la Junta de Andalucía”. “Marta Bosquet, de Ciudadanos, elegida presidenta del Parlamento con los votos de su partido, PP y Vox”. “Adelante Andalucía no quiere blanquear a la extrema derecha”. Todo de ese estilo.

Y, para que no falte de nada, Sevilla: “Todos los partidos del Ayuntamiento presentan una moción conjunta”. La gente sensata pensaría: “Cáspita, ¿qué ha pasado?”. Creerían que era una subida de sueldo para los concejales, a cambio de aprobar por unanimidad el presupuesto de Juan Espadas. O bien que era algo del Metro, para pedir por unanimidad que construyan tres líneas más. Pero no; no guarden reparos, que sólo hay una línea de Metro, y además han adoptado la manía de convocar huelgas en Navidad.

Mientras Beltrán Pérez llama “trilero” a Espadas, mientras Javier Millán vota contra el tranvía de Santa Justa, mientras González Rojas y Susana Serrano también rechazan el tranvía y unen su voto a la derecha facha a la que no quieren blanquear, aparece el caso Pizjuán. Con lo cual todos los partidos desunidos se unen. El cariño verdadero ni se compra ni se vende. Los estadios tampoco. Son para toda la vida.

Hay que felicitar a los sevillistas, no sólo por salvar el estadio, sino por unir a cinco grupos políticos que no se han unido ni para formar la Mesa del Parlamento de Andalucía. Y si hubiera estado Vox en la Casa Grande, lo hubieran blanqueado, como si fuera la camiseta, o lo hubieran blanquiverdeado si se lo piden los otros. En Nervión, como en Heliópolis, los estadios son sagrados, y bien que se nota.

José Joaquín León