HOY comienza la temporada de movilizaciones en Sevilla contra el nuevo Gobierno de la Junta de Andalucía, que presidirá Juanma Moreno, del PP, y vicepresidirá Juan Marín, de Ciudadanos. Espero que quienes se quejan por el trabajo que dan las procesiones y cruces de mayo infantiles a la Policía Local digan lo mismo, ante el aluvión de concentraciones innecesarias que van a organizar la extrema izquierda y la izquierda asimilada. Puede que alguna no tan pacífica, según los antecedentes. Unas movilizaciones para “combatir a la derecha que ha blanqueado y dado protagonismo en las instituciones al franquismo político”, según dice Susana Díaz en una carta. Unas movilizaciones que confirman que el PSOE sale al monte cuando le conviene. Quizá porque perder 660 puestos de trabajo (y algunos más que pueden caer) es demasiado sin tenerlo previsto.

Todavía no ha tomado posesión Juanma Moreno y ya le han organizado un asalto al palacio de invierno en las Cinco Llagas. Verán, lo peor es el mensaje que dejan: si no ganamos nosotros, no lo aceptamos. El PSOE puede pactar con quien se le antoje, sin que nadie diga que le han dado protagonismo en las instituciones a los herederos del comunismo leninista y stalinista cuando entraron consejeros de IU en la Junta para que no gobernara Javier Arenas, que había sido el más votado. Pero si PP y Ciudadanos (que son partidos constitucionalistas) van a gobernar con los votos de Vox (que entre susto o muerte, prefiere susto), entonces resulta que hay que movilizarse contra el franquismo.

Contra Franco siempre han vivido mejor, porque muerto el perro se les acaba la rabia. Ahora vienen tiempos en los que la ciudad de Sevilla va a ser tomada como rehén. Movilizaciones en la Macarena, junto al Parlamento de las Cinco Llagas y el Hospital Universitario al que acceden ambulancias. Movilizaciones junto al palacio de San Telmo, que ha sido reconquistado por la derecha más rancia, según lo ven ellos. Movilizaciones por cualquier chorrada, convocadas contra un Gobierno que todavía no ha empezado a gobernar.

La derecha no se moviliza, sólo vota; esa es la diferencia. Puede que sea un error. Porque la derecha ha facilitado que la extrema izquierda se apropie de las calles y organice movilizaciones antisistemáticas, a las que ahora se une el PSOE, incluso con el apoyo de Susana Díaz. ¿Es un mal perder? Eso es lo que dijo ayer Elías Bendodo, que ya ejerce como consejero de Presidencia. Pero ante todo es un síntoma triste de que cierta izquierda sólo quiere la democracia para aprovecharla en su beneficio.

José Joaquín León